A paternar de verdad

En una sociedad como la nuestra en la cual los roles de crianza recaen en su mayoría en las mujeres, y ad portas de celebrar un nuevo día del padre, me parece interesante reflexionar sobre la inclusión y obligación de los hombres en su rol de paternar, considerando distintas miradas.

¿Cuál es el rol del padre en la actualidad? ¿Como sociedad se valora este rol? ¿Cómo están los hombres respecto a tema: lo tienen claro o están más bien perdidos?

Históricamente se ha dado a la madre un rol único y centralizador de la crianza, excluyendo al padre de esta responsabilidad o bien incluyéndolo desde un hacer práctico: cambia el pañal, calienta a mamadera, lleva al niño/a al doctor, estudia con él/ella..., entregando nuevamente "el peso" a las mujeres, a pesar del paso de los años.

En el último censo 2,15 millones de hogares declararon contar con jefas de hogar, cifra que supera en el doble a lo que ocurría en el Chile de hace 25 años. Sin embargo, en nuestra sociedad más jefas de hogar son mujeres que se siguen llenando de responsabilidades, que ahora además de tareas domésticas y roles de crianza, asumen el total sostén económico de sus hogares, sean hogares monoparentales o biparentales.

Así también lo refleja el PNUD del 2010, diciendo que las mujeres en un 78% son las responsables únicas de los quehaceres domésticos. Algunas incluso duplican sus funciones, trabajando dentro y fuera de casa, siendo las únicas proveedoras y que realizan labores domésticas. "Hace más de 15 años que el feminismo viene reflexionado sobre este tema, puesto que la lucha solo modifica lo público, pero no redistribuye lo doméstico y por ello se habla de doble y triple jornada de las mujeres. La igualdad solo se ve en la esfera de lo público-político, cuando la verdadera igualdad es la repartición justa de lo doméstico", afirma la antropóloga feminista Carolina Franch.

Tal como las mujeres están pidiendo y ganando espacios en el mundo laboral, los hombres pueden y es sano que peleen sus espacios en el mundo doméstico y de hogar. ¿Cuándo los veremos marchar por eso? , ¿Cuándo reflexionarán colectivamente sobre su rol en el espacio más privado, en este caso en la crianza de los hijos? Les dejamos a ellos la respuesta.

"Si un papá cambia un pañal, está muy bien. Pero la condición excluyente para un funcionamiento familiar equilibrado, es la de operar como sostenedor emocional de la madre. No es necesario que el padre esté dentro del torbellino emocional, porque no es su función. Al contrario, se necesita alguien que mantenga su estructura emocional intacta sosteniendo el mundo material para que la madre no se vea obligada a abandonar el mundo emocional en el que está sumergida. El padre no tiene que maternar, tiene que sostener a la madre en su rol de maternaje", afirma Laura Gutman, terapeuta argentina especializada en maternidad.

Desde esta mirada, el padre es un sostén emocional para la madre, puede nutrir desde su hacer cotidiano, tomando decisiones, organizando el espacio doméstico, estando presente en el ámbito privado no solamente en lo público y las mujeres también tenemos que darles ese permiso.

Un ejemplo claro de este permiso es dejar que el padre juegue, a su manera, con los hijos, entendiendo que el padre guía un juego más físico y "brusco", distinto al de la madre. Al igual que los mamíferos, cuando el macho juega con sus cachorros y la hembra solo observa, no se entromete.

Así mismo, el padre complementa colocando límites claros y dando la seguridad suficiente a ese hijo/a para que posteriormente salga al mundo, generando confianza, completitud acerca de la vida y de la protección. "Un niño que está protegido por ambos padres, es un niño que cuenta con mayores recursos para enfrentar su día a día, para socializar con el entorno, crear nuevos vínculos e ir madurando en sus distintas etapas", expresa la psicóloga y terapeuta Liliana Coloma.

La psicoastrología también hace un gran aporte en este sentido. El padre desde la astrología es el Sol, el que da movimiento, es quien da las directrices para que el hijo/a cumpla su mandato, dado por su signo solar. Por ejemplo, si el hijo nació bajo el signo de Leo, el mandato es ser creativo, lúdico, brillar en lo que se proponga, por tanto el padre debería facilitar ese camino. En cambio, si nació bajo el signo de Cáncer, el hijo es llamado a sentir, a formar un hogar, a hacer familia. El padre, por tanto, facilita este camino mostrando al hijo valores familiares, conteniendo más afectivamente, haciendo más hogar para él. Si el hijo es Sagitario, el llamado es a la aventura, a acompañarlo en viajes, a mostrarle el mundo como un lugar donde puede correr riesgos y conectarse con la naturaleza.

Esto se conecta también con la antroposofía, que tiene una cosmovisión espiritual del ser humano y que dividió el estudio biográfico de las personas en septenios, siendo los primeros dos septenios vitales para el desarrollo del ser humano. El primer septenio se relaciona con la madre y con la corporalidad. El segundo septenio, con el temperamento, los hábitos y cuando el padre entra más "en acción", mostrándole al hijo/a que el mundo es bueno, es seguro para él o ella y puede explorarlo con libertad.

Incluso es tal la conexión del padre con la crianza, que estudios científicos expresan que "se ha visto que los hombres que van a ser padres sufren cambios hormonales al mismo tiempo que sus parejas: por ejemplo en una variedad de especies los niveles de testosterona bajan, al igual que el cortisol, mientras que hormonas largamente asociadas con la maternidad, como la prolactina, suben (Wynne-Edwards, 2001). Este cambio hormonal durante el embarazo se ha reportado en la mayoría de las especies que muestra cuidado paternal", comenta la doctora en ciencia cognitiva y neurociencia, Alejandra Rossi.

Así y todo no son tiempos fáciles para los hombres y sus roles. Estamos en transición, sin embargo, sigo teniendo confianza en mejorar los equipos, en crear buenas duplas en la crianza. Defender ese concepto. Ni madres tan solas, autosuficientes, desbordadas, olvidándose de sí mismas, ni padres tan pendientes del producir, del dinero, del proveer y con tanta autoxigencia.

¿Cuáles son los desafíos? Que los padres exploren su rol en espacios más privados, que sepan que tienen un papel fundamental en el desarrollo de sus hijos, desde un sostén emocional y no solo económico, reconocer aquellos modelos impuestos por la tradición familiar y resignificarlos en el contexto actual que demanda por padres más conectados con sus parejas y con sus hijos/as.

Necesitamos padres presentes de verdad, peleando por ganar esos espacios, como también mujeres abiertas a conectar con esta paternidad más activa, pidiendo ayuda cuando la necesiten. Así poco a poco vamos ganando en equilibrio y bienestar.

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