En el contexto de la situación que estamos viviendo a nivel nacional y global por el coronavirus y cómo este ha afectado la vida de todos, no podemos olvidar lo que está pasando en nuestro país en materia de falta de agua y como esto está repercutiendo en nuestros pequeños productores. Por eso queremos aprovechar la conmemoración del Día Mundial del Agua para destacar el trabajo realizado durante estos dos últimos años con el fin de apoyar a nuestros agricultores.
El agua es la base para el abastecimiento de alimentos. Sin agua no hay agricultura, y sin agricultura no hay alimentos. Hoy en día existen métodos para cultivar plantas sin suelo, o sin luz solar, pero sin agua esto es imposible. Por esta razón es un dato común en muchos países, y en Chile también, que la agricultura utilice más del 75% de las aguas disponibles anualmente. Esto hace que en toda la discusión en torno al agua, el sector agrícola tenga mucho que decir.
En ese contexto, es relevante decir que el invierno de 2019 fue el más seco de la historia. La falta de precipitaciones entre las regiones de Atacama y Ñuble fue dramática y se suma a una década muy severa de falta de lluvias. Esta realidad nos ha hecho poner en valor el cuidado del agua y ha dejado en evidencia las falencias de nuestro sistema, falencias que históricamente fueron solventadas gracias a la abundancia de agua.
En materia de institucionalidad pública, como gobierno tenemos el deber de hacer una propuesta que sea transversal, para dotar a nuestro país de una legislación que cuide, investigue, relacione las aguas superficiales y subterráneas, que entregue los marcos científicos de referencia y que promueva el buen uso del recurso y en eso estamos trabajando.
Debemos, además, fomentar y agilizar el proceso de construcción de grandes obras, incluyendo obras de desalinización de agua de mar y aumentar las hectáreas que tienen riego tecnificado que hoy llegan a cerca de 400 mil hectáreas en el país.
En mis recorridos por Chile me he reunido muchas veces con los dirigentes de comunidades de aguas, asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia, y he sido testigo del trabajo que realizan. Nadie cuida el agua mejor que quienes dependen de ella para vivir, para alimentarse y para producir. En Chile tenemos más de 4.000 organizaciones de usuarios de agua. Como gobierno estamos comprometidos con ellas, para apoyarlas y seguir haciendo de la gestión del agua un esfuerzo público privado.
En estos momentos de incertidumbre, tenemos la oportunidad, el desafío y la responsabilidad de generar una visión país sobre el agua que incluya todos sus usos, que cuide el medioambiente, que sea socialmente responsable y que permita el avance de una agricultura potente, que sea motor del desarrollo de los millones de compatriotas que habitan en el Chile rural.
Así, podremos generar nuevas oportunidades para nuestro mundo rural, con el fin de acercar sus niveles de vida a lo que se ve en el mundo urbano y garantizar una agricultura sana y desarrollada para las próximas décadas.
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