Los cortes de energía son, hoy por hoy, un dolor de cabeza para muchos de quienes vivimos en el área metropolitana de Buenos Aires. La relación entre calor y corte de luz parece una lógica causal irrefutable. Pronóstico: jornada calurosa = corte de electricidad.
¿Por qué ocurren estos cortes? Las causas son múltiples. En primer lugar, y la más importante, es la desinversión de las empresas distribuidoras de electricidad, EDENOR y EDESUR. El problema está localizado, sobre todo, en la distribución y no tanto en la generación eléctrica. La causa es sencilla de mencionar, las empresas no han realizado las inversiones necesarias en la construcción de nuevas subestaciones y aumento de la potencia en las existentes. Esto ha provocado que los incidentes del sistema sean hoy varias veces superiores al promedio mundial.
Sin embargo, no es la única causa. La evolución de la demanda de energía se ha incrementado exponencialmente en la última década, presionando al sistema. Es notable cómo el consumo eléctrico refleja fielmente la evolución de economía de un país. Cuando Argentina entró en una seria recesión entre 1998 y 2002, el consumo de energía se redujo considerablemente.
Por el contrario, a partir de la fuerte recuperación económica entre 2003 y 2011, la demanda eléctrica se disparó, impulsada por el consumo domiciliario en el marco de la recuperación de los puestos de trabajos y los salarios, lo mismo que la fuerte apertura de industrias, incesante hasta 2011. Así, la demanda se incrementó a mayor velocidad. Por ejemplo, la fabricación y venta de cerca de dos millones de aparatos de aireacondicionado por año ilustran la fuerte demanda en las jornadas de calor extremo.
Y para finalizar el cuadro, este año hubo dos problemas nuevos: aparición de camalotes en el Río de La Plata y la reparación de una planta de Energía Nuclear. Los camalotes son un tipo de plantas acuáticas de gran tamaño, que llegaron provenientes de las inundaciones de la zona del nordeste del país. Estas plantas obstaculizan las turbinas que generan electricidad a partir del agua del río, disminuyendo la generación.
Igualmente, esto se da en el marco de un fuertísimo incremento tarifario. Cortes viejos con precios nuevos. Los incrementos en los cuadros tarifarios de la electricidad se ubican entre 500% y 600%. Esto contrasta con la política del kirchnerismo, cuyos subsidios al consumo de energía equivalía a más de tres puntos del PBI. Una cantidad extraordinaria de recursos que ahora pasan a pagar los hogares.
Ésta actualización tarifaria es esgrimida como condición para realizar mejoras en el servicio.Sin embargo, hay que tomar con cuidado esta lógica de que tarifas altas, atractivas para el empresario, sean equivalentes a mejor calidad de prestación y mayor inversión, al menos de acuerdo a la experiencia histórica reciente de Argentina.
En los años noventa, por ejemplo, las tarifas de servicios públicos, privatizados, fueron fijadas en dólares y actualizadas de de acuerdo a la inflación de Estados Unidos. No obstante, el resultado fue un flagrante estancamiento en los planes de inversión.
Por ejemplo, los planes de alcantarillado y tratamiento de aguas tuvieron fuertes retrasos por parte de la empresa privatizada, afectando a la población, a pesar de tener todas las ventajas en el marco tarifario y su actualización.
En suma, puede que el servicio mejore y esperamos que así sea. Sin embargo, hasta ahora la única certeza es que el incremento tarifario de la electricidad le pondrá más leña a una inflación que solo en el verano ya lleva diez puntos acumulativos, poniendo más espesa la negociación por los salarios, cuyos rounds apenas comenzaron.
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