A nivel mundial, el resguardo de la propiedad intelectual ha sido fundamental para que miles de personas hayan podido desarrollar sus creaciones dentro de un marco regulatorio que les garantice no solamente poder vivir de ellas, si no que rentabilizar el valor de sus obras, al mismo tiempo de hacer un aporte significativo al crecimiento económico, a la cultura y las personas.
Y es que la propiedad intelectual (PI) es una poderosa herramienta para diversificar las economías e impulsar negocios, ya que fomenta la innovación, la inversión extranjera directa, el desarrollo local y la exportación de nuevos productos y servicios. Un círculo virtuoso para el desarrollo económico y social.
Sin embargo, aún queda mucho por trabajar en el punto, ya que autores como Alex Paredes, indican que, a la hora de monetizar las propiedades intelectuales, apenas 6% de los creadores lo hace adecuadamente.
Para ejemplificar la evolución que puede tener una idea, y sin entrar en el detalle de un juicio que está alojado en Tribunales, podemos ver el caso de The Not Company en Chile. Es la muestra perfecta de cómo un concepto adquiere valor en el tiempo, y puede ser capaz no solamente de generar un negocio, sino que más bien lograr abrir toda una industria, transformándose en una obra que ha multiplicado infinitas veces su valor: El unicornio chileno hoy está valorado en más de US$1.000 millones y su concepto creativo "Not" se aplicó no sólo a la leche, sino que también a la carne, el queso, los helados, la mayonesa y otros productos.
Los creadores detrás del desarrollo de esta marca buscaron "sacar a los animales de la producción de alimentos" para contribuir a un propósito mayor: cuidar el planeta. Sin embargo, jamás pensaron que, aterrizando una idea tan compleja bajo un concepto creativo disruptivo, iban a generar una verdadera revolución alimentaria.
Entonces, la pregunta es ¿cómo compramos a un precio justo esa idea, donde su valor de mercado tenga una proyección en el tiempo, y -si se genera una gran expansión de ésta-, el creador será reconocido y recompensado con ingresos proporcionales a este crecimiento?
El valor de una idea se materializa cuando se transforma en una "obra" que contribuye al negocio, pero no sólo en términos económicos, sino que también sociales y culturales. Cuando una marca es capaz de impactar a toda una industria, generar conversación, abrir un debate y cambiar la precepción de todo un entorno, es cuando aumenta su valía y la única forma de resguardar al creador, es propiciando adecuadas reglas de propiedad intelectual.
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