El país se encuentra inmerso en diferentes cuestionamientos, uno de los más relevantes es la reforma educacional. Se debaten temas como en qué nivel educativo se deben poner los recursos, si la gratuidad en la educación es la mejor opción, de cómo fortalecer la educación pública o si dar más énfasis a las carreras técnicas, etc.
Actualmente estudian casi un millón doscientos mil alumnos en la educación superior a nivel nacional.Sin embargo, este avance explosivo de las matrículas y la desmedida oferta de carreras con el afán de lucro por muchas casas de estudio privadas, no han sido planificadas. El país no ha reparado en el tipo de educación que requiere y dónde se deben poner los mayores esfuerzosen términos de las carreras que se necesitan. Hoy aspiramos a gratuidad universal y a que la educación sea un derecho social y no un bien de consumo, lo que es, sin duda, un avance notable si queremos ser un país desarrollado.
No obstante, no hemos constatado dónde van a trabajar esos miles de titulados. Se asume que hay un mercado laboral esperándoles y son miles de estudiantes que idealizan la posibilidad de encontrar un trabajo una vez egresados. La realidad no es así: un alto porcentaje no encuentra empleo y tienen que laborar en algo ajeno a sus estudios.
Es sabido que las Pymes son las que generan el mayor empleo del país ya que son intensivas en mano de obra. Es por eso que existe la necesidad de apoyarlas y desarrollarlas de forma seria. Asimismo, elaborar en los centros de formación superior, mallas curriculares que potencien a sus profesionales para que fortalezcan a estas unidades económicas.
El país no puede seguir impartiendo carreras que no tienen destino, ni pensar sólo en preparar a expertos para que trabajen en las grandes empresas. Estas últimas, son menos del 1% de las unidades económicas que existen en Chile y son, en esencia, intensivas en tecnología y no en mano de obra.
Que las Pymes no se desarrollen y disminuyan su participación en la economía nacional, atentará con los esfuerzos que hace el país en dar gratuidad a la educación, no tan solo a nivel superior, sino en todos los niveles.
Junto con desarrollar la cobertura y el acceso gratuito a la educación, Chile tiene que hacer una profunda reforma del modelo económico y productivo. No puede ser que el 99% de las empresas chilenasrepresenten sólo el 10% de la economía y que ésta sea explicada por cuatro o cinco commodities.Si no se piensa tener empresas que agreguen valor,todo el sentido que se persigue con desarrollar la educación chilena será un esfuerzo en vano.
En las sociedades desarrolladas, las Pymes participan de al menos un 50% de la economía nacional, también son las grandes generadoras de empleo. Ahí la educación tiene sentido ya que está en línea con las necesidades de este tipo de empresas.
En este ámbito, existe una profundización en materias como innovación, desarrollo de tecnología en pos de los emprendimientos e investigación sobre procesos productivos.
Las Pymes son parte de la cadena de valor de las empresas que exportan y esto redunda en buenos empleos, salarios y cobertura social digna, generando un círculo virtuoso entre educación y trabajo.
En el debate nacional, no solo debemos discutir y analizar cómo avanzar en una educación que nos haga transitar hacia un verdadero desarrollo. También debemos preocuparnos en generar las condiciones para que todo ese capital humano, tenga donde laborar en un futuro.
De lo contrario, se generará –como sucede hoy- gran frustración por no poder ejercer la profesión que se adquirió, el país perderá recursos ricos y se seguirá retardando el acceso al verdadero desarrollo de Chile.
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