De acuerdo a cifras entregadas por el Servicio de Impuestos Internos, la participación en las ventas de las micro, pequeñas y medianas empresas han venido cayendo sostenidamente desde 1990, mientras que las grandes y mega empresas cada año que pasa aumentan su participación en los mercados, si a estas últimas se le considera que cuentan con una mayor productividad y a su vez generan mayor valor de lo que producen, su peso en la economía y su participación en el PIB supera incluso la participación de las ventas.
Nuestro país es único en el mundo, esta sui generis sociedad tiene a sólo 30 grupos económicos que controlan el 90% de la economía, dejando el 10% restante para la totalidad de sus ciudadanos.
Es aquí donde se origina la alta desigualdad que existe en Chile. Sin embargo esta concentración no hubiese sido posible sin condiciones favorables para que estos selectos grupos controlen casi la totalidad del país, y esta condición “benéfica” queda muy bien plasmada en el modelo económico que nos rige.
En esta economía la libertad resulta ser una quimera, lo que realmente ha habido es libertinaje económico, donde este privilegiado puñado de empresas ha tenido condiciones únicas para hacer crecer sus negocios en desmedro de la inmensa mayoría.
Para ello se aprobaron leyes que fueron hechas a la medida y que son la base de la Constitución de 1980, leyes que en democracia han sido tímidamente reformadas,las más de las veces con legisladores-funcionarios que han modificado o derechamente han legislado de forma ad hoc permitiéndoles crecer en forma desmedida con sus negocios, en desmedro de miles y miles de empresas de menor tamaño y de sus trabajadores.
Recientemente, un ex Presidente menciona que algunos quieren ver en la Constitución de Pinochet como el mal de todos los problemas de las chilenas y los chilenos, y las cifras ratifican lo que la ciudadanía piensa, la prueba de ello es que el 98% de las empresas chilenas sólo representan el 10% de la economía, por lo que tuvo que construirse un modelo de sociedad donde su matriz ideológica fuese generar desigualdad. Esto en esencia es lo que representa la Constitución que nos rige.
Las más afectadas con el cuerpo legal de la dictadura y el régimen económico que de el emana son las Pymes, si bien es cierto los gobiernos que han administrado este modelo a partir de la llegada de la democracia, hicieron correcciones que apuntaron a disminuir la alta tasa de pobreza que dejó el régimen militar, lo que fue económica y éticamente correcto, también aumentaron las remuneraciones de los trabajadores, por cierto no en la medida deseada.
En estos 26 años de democracia, las empresas de menor tamaño han sido sistémicamente castigadas año tras año y la política de fomento ha sido ineficiente en poder detener el avance arrollador que han tenido estos 30 grupos económicos en la sociedad chilena, articulados con sus poderosos gremios que les representan.
Por eso es que se hace tan necesario que las MIPYMES participen del debate constituyente. La nueva Constitución que surja deberá resguardar a este importante sector de la economía chilena, y ellas mismas a través de sus organizaciones gremiales deben hacer presente su voz y superar a esos dirigentes que por décadas las inmovilizaron y permitieron que fuesen arrinconados en un magro 10% de la economía.
Además, deben tener cuidado de los “nuevos dirigentes inventados”, que en supuestas defensas de noveles emprendedores no tienen empacho, y de forma oscura, en convertirse en operadores de estos grupos económicos dominantes.
Ellos nada dicen del modelo económico que impera y que tanto daño le ha causado a las empresas de menor tamaño, por cierto tampoco cuestionan la Constitución que les da amparo ideológico, y al igual que esos viejos dirigentes inmovilizadores que entregaron a las MIPYMES a su muerte, hoy se declaran “apolíticos” y resulta ser que son tan políticos como los más políticos, y las más de las veces lo que hacen es politiquería,dando sustento a esta concentrada economía que ha destruido a miles de micro, pequeñas y medianas empresas del país.
Las MIPYMES no pueden dejar pasar este momento histórico, y participar del debate por una nueva Constitución.Tienen que participar desde sus gremios y donde no exista organización, constituir grupos de discusión y estar alerta de esos dirigentes y políticos embaucadores que les llamarán a no participar, porque de esa forma mantendrán a resguardo los intereses de los 30 oligopolios dueños del país.
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