Cuando se habla de innovación, de inmediato la mente piensa en automatización, inteligencia artificial y big data. Son términos tecnológicos que, al combinarlos con conceptos de género, podrían acelerar el necesario crecimiento de Chile. Permítanme explicarles cómo.
Cerré noviembre en Florencia, en un encuentro organizado por VitalVoices, una organización fundada por Hillary Clinton y que promueve a nivel global el empoderamiento femenino.
Nos reunimos veintidos mujeres de diecisiete países, a reflexionar sobre el ejercicio del poder y su impacto en la sociedad. Lideraba la conversación Kim Campbell, la ex Primer Ministra de Canadá y única mujer hasta ahora en dicho cargo.
Como en un mantra, Kim Campbell sostuvo que con equidad de género se construyen mejores políticas, que los directorios a los que se suman mujeres incrementan su desempeño, que las mujeres incorporadas a la fuerza laboral generan mayores ganancias para sus empleados y comunidades por la manera en que usan sus recursos. El debate ya no es el lugar de la mujer sino cómo alcanzar su acceso igualitario.
El último estudio del Fondo Monetario, “Ganancias económicas de la inclusión de género: nuevos mecanismos, nueva evidencia”, presentado por su Directora (también primera mujer en ese cargo) Christine Lagarde, agrega nuevos métodos para lograrlo.
Esta investigación demuestra a nivel macroeconómico que cerrar las brechas de género tiene más ganancias de las imaginadas. También que mantener el status quo tiene más costos de los calculados.
¿Por qué? Porque demuestra (¡y ya era hora!) que hombres y mujeres aportamos distintas habilidades y somos complementarios en el proceso productivo. El FMI concluye que sumar mujeres a la fuerza laboral puede tener un impacto de entre 10% y 89% del PIB, según la situación de cada país.
Otro aspecto interesantísimo es que a medida que los países crecen aumenta la demanda por servicios, y este es el sector que muestra mayor equidad de género en el empleo.
Según las últimas cifras del INE, hay un 48,5% de mujeres en la fuerza laboral, 22 puntos por debajo de los hombres, y más bajo que el promedio de los países OCDE con 54% y 14 puntos abajo. El sector servicios chileno aporta el 74% del PIB y está creciendo como oferta exportable.
¿Cuál es la relación entre la incorporación de la mujer a la fuerza laboral con la innovación? Un reciente estudio de la Comisión Nacional de la Productividad detecta la existencia de una nueva generación de empresas innovadoras 4.0 llamadas “gacelas” que explican el 75% del crecimiento del empleo y el 88% del aumento de la productividad. Estas empresas tienen un componente muy importante de servicios, donde el factor común es la innovación.
¿Se imaginan cuánto podríamos avanzar si aceleramos con políticas públicas focalizadas la extinción de las brechas de género? Hay en esta combinación de factores, la mujer, los servicios y la innovación, una oportunidad cierta de generar sostenidamente más crecimiento económico, mayor inclusión, más desarrollo.
Ya sabe. El crecimiento tiene cara de mujer.
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