La educación financiera y el contexto

Octubre se ha convertido desde hace unos años en el Mes de la Educación Financiera. Para remarcarlo, instituciones públicas y privadas despliegan acciones que buscan ampliar en todo cuanto sea posible el alcance de sus contenidos. Básicamente, se busca enseñar de manera didáctica a la población sobre cómo planificar gastos de acuerdo a los ingresos disponibles y cómo endeudarse responsablemente, además estimular las conductas de ahorro e inversión.

No son muchas las recetas y por eso es posible encontrar varios sitios web que las desarrollan con videos, gráficas y textos breves. Pero el desafío no es solamente abarcar un amplio espectro de la población, sino hacer que estas conductas sean parte del quehacer cotidiano, de manera que los ingresos de cada familia sean gestionados de la manera más eficiente posible, haciendo uso responsable de productos financieros con el fin de alcanzar una mejor calidad de vida. Se habla, en ese caso, de tener una "buena salud financiera".

Aunque la administración eficiente y responsable de los ingresos sea incorporada por un amplio arco de familias, no es lo mismo hacerlo en un contexto de economía estable y con fortalezas que en una de desempeño débil e incierto.

Por eso es que la educación financiera debiera incluir información de contexto, que permita ir sabiendo de manera simple por qué es importante planificar los gastos, entender cuándo y dónde puede contraerse una deuda, los beneficios del ahorro y lo que debe o no ser considerado inversión.

¿Qué contexto? Condiciones propicias para el desarrollo de los países, debieran permitir que las personas vayan concretando sus sueños. Una forma de exponer estas condiciones es a través de los cuatro pilares que sostienen la economía y sus fortalezas:

1) Una política fiscal en que se gasta de acuerdo a los ingresos más permanentes, en que se ahorra en periodos de condiciones más favorables y se adquiere deuda pública de manera saludable

2) Un Banco Central autónomo que trabaja para que la inflación sea baja y estable en el tiempo

3) Un sistema financiero sólido y bien regulado que permite la fluidez de los pagos entre personas y empresas, lo que favorece el crecimiento y generación de empleos

4) Una apertura al exterior que hace posible beneficiarse tanto de los productos importados como del acceso a amplios mercados para nuestras exportaciones y del acceso a los mercados financieros internacionales

Estos cuatro pilares deben funcionar de manera coordinada porque cada uno puede afectar al otro. Un gasto fiscal excesivo en forma permanente deriva en inflación, lo que obliga al Banco Central a subir las tasas de interés. Ese mismo gasto fiscal excesivo puede a la vez encarecer el crédito externo. Si las tasas son muy altas, el acceso a financiamiento para proyectos de empresas o de personas (como comprar una vivienda, por ejemplo) se hace más difícil, se generan condiciones que desestimulan el crecimiento, lo que también contribuye a presionar al alza los precios. Si, por otro lado, la economía reduce su integración con el exterior, los precios internos también van a aumentar. Está dicho en simple, pero es una forma de mostrarlo.

El hecho es que para las personas no es lo mismo endeudarse en una economía con alta inflación o con altas tasas de interés o depositar ahorros en un sistema financiero que está en riesgo de desmoronarse. Basta recordar el triste corralito argentino del año 2001, en que sorpresivamente las personas no podían retirar sus ahorros y depósitos de los bancos, y en que los depósitos en dólares fueron convertidos a moneda nacional devaluada.

Por eso, deberíamos ir abriéndonos al concepto de "educación económica y financiera", de manera que los chilenos vayan comprendiendo cada vez más cómo funciona la economía y sus instituciones para saber bien en qué contexto están tomando sus decisiones diarias.

Los eventos a los que hemos estado enfrentados en estos dos últimos años han hecho tomar conciencia a la ciudadanía de la relevancia de ciertas variables de la economía. Por ejemplo, la importancia de haber sido previsor y de haber ahorrado; la importancia de tener acceso a la deuda; el impacto negativo que puede llegar a tener un brote de inflación; cómo la incertidumbre puede ser causa principal de una fuerte alza en el precio del dólar, lo que también contribuye a la inflación y cómo las alzas de las tasas de interés van alejando a muchos de sueños como el de la vivienda propia.

Para llevar una vida financiera saludable es importante una adecuada planificación y entender el contexto en el cual se están tomando las decisiones de gasto, endeudamiento, ahorro e inversión.

Hoy, los acontecimientos económicos son un momento más que propicio para la educación financiera, para que las personas incorporen a su conducta diaria el manejo responsable de sus finanzas, y mejor aún, si se promueve la comprensión del contexto, de manera que tomen conciencia de la relevancia de un entorno económico estable para obtener un mayor bienestar con los recursos de que se dispone.

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