La política fiscal expansiva puede reacelerar la economía

La economía chilena ha estado en desaceleración en los dos últimos años. Desde noviembre de 2012 hasta diciembre de 2013 se redujo 1 punto porcentual en el crecimiento anual del PIB (de 5,4% a 4,1%) mientras que en los dos primeros trimestres de este año se ha profundizado la desaceleración,reduciéndose en 1,2 puntos porcentuales el crecimiento del Producto Interno Bruto (de 2,7% en 4º 2013 a 1,9% en 2°T 2014).

Sabemos que la Inversión y el Consumo son componentes de la demanda interna que se ven afectados por las decisiones privadas, mientras que el Gasto del Gobierno (consumo colectivo) depende de decisiones públicas, expresadas en los niveles del Presupuesto de la nación.

A la vez, tenemos una demanda externa neta (exportaciones menos importaciones) con tendencias débilmente crecientes por la compensación entre los más fuertes crecimientos de USA versus los más débiles de Europa y China y los negativos de América Latina.

Se reconoce que la caída de las expectativas económicas en el sector productivo empresarial juega, entre otros factores, un rol relevante en la desaceleración de la economía chilena. Aunque se debe tener presente la anunciada maduración del gran ciclo de inversión minera que vivió el país en años recientes. El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE) se fue reduciendo desde 51,88 puntos en marzo 2014 hasta 41,25 en agosto y en septiembre recién se inicia una leve recuperación, alcanzando un nivel de 43,16 puntos, lo que igual muestra expectativas en el nivel negativo, pero con tendencia al alza.

El empeoramiento de las expectativas afecta principalmente a la Inversión, la que en el año 2013 y 2014 ha tenido crecimientos muy menores a los periodos anteriores, mostrando una leve caída de su tasa de crecimiento anualizada en el 2º Trim 2013 (-1,5) y, a partir del 4º Trim 2013, cae fuertemente, en -12,3% y continuó su caída en el 1er. y 2º Trim 2014 (-5,5% y -8,1% respectivamente).

En los últimos trimestres se ha observado que también el Índice de Expectativa de los consumidores, IPEC,hatenido una tendencia decreciente desde comienzos de año y recientemente se ha ubicado en un valor bajo los 50 puntos (en nivel pesimista), lo cual ha contenido la expansión del Consumo que muestra una declinación en la tasa de crecimiento anualizada desde el 2º Trim 2013 que era 6,4% hasta 4,9% en 4º Trim 2013 y que en el 1er. y 2º Trim 2014 cae a 3,6% y 1,9%respectivamente, pero esta caída es relativamente menor que la que ha ocurrido en la Inversión.

Además, se observan señales recientes de aumentos, por ejemplo,  en las ventas de los supermercados que aumentaron anualmente en 4,7% en agosto y lo mismo ocurrió con las ventas del comercio minorista, que subieron en 1,7%. Tasas que son bajas, pero bastante superiores a los meses anteriores.

Respecto del Consumo es relevante lo que pase con el desempleo y los salarios. Datos recientes de empleo muestran que el mercado del trabajo se está estabilizando en niveles relativamente aceptables, a pesar de que esta parte de la realidad económica del país estaba en su ciclo anual más bajo, por estacionalidad productiva de sectores como la agricultura y el comercio.

Las cifras oficiales dan cuenta de una tasa de desempleo de 6,7 % en trimestre junio-julio-agosto 2014, un punto porcentual por sobre las del año anterior, pero solo 0,2 puntos porcentuales sobre el trimestre (mayo-junio-julio 2014), lo que da una pauta de que el empleo sigue creciendo desacelerado, al igual que el producto.

También, se observa que la creación de puestos de trabajo asalariado es similar a la de trabajo por cuenta propia (0,6% y 0,7% respectivamente, en trimestre móvil junio-agosto 2014) indicando que no existe un ambiente de crisis en este mercado y que, por consiguiente, se puede entender que eso se traduce en la idea de que los trabajadores no observan dificultades futuras para encontrar un puesto. Los salarios reales están en la misma línea. El Índice Nominal de Remuneraciones (IR) creció anualmente en 7,3% en términos nominales y 2,4% en términos reales.

Las autoridades han enfrentado la desaceleración con políticas expansivas (monetaria y fiscal),lo que es una medida adecuada al no haber evidencia empírica de que las personas tengan una especial preocupación de reducir su consumo para financiar el déficit futuro del gobierno y, además, los datos indican que la situación de reducción en el crecimiento económico está más asociada a conductas coyunturales que estructurales.

Adicionalmente, se debe recordar que la mezcla de políticas monetarias y fiscales ha permitido salir de la crisis de 2008 a los países desarrollados. Luego, es posible conseguir aumentar la dinámica productiva empresarial, hoy alrededor de 2,00%-2,25%, a niveles cercanos al nivel del producto tendencial, estimado en 4,3% para el 2015, por el Panel de Expertos de Hacienda.

Alcanzar estos niveles en 2015 dependerá de los efectos que se tenga sobre las expectativas empresariales en la recuperación de la inversión y las expectativas de las personas en el consumo.

Los aumentos del gasto fiscal (9,8%) anunciados en el proyecto de ley de Presupuesto de Nación para 2015, hoy en discusión en el Congreso están orientados, de manera importante al crecimiento de la inversión pública (27,5%).

Declaraciones oficiales señalan que este aumento del presupuesto tendrá un impacto de 0,3 a 0,4 puntos porcentuales del PIB en 2015. Luego, nadie puede creer que este aumento sea tan fuerte como  para que provoque una tremenda presión en la economía y genere una muy alta presencia del Estado en ella.

En realidad, ésta sigue siendo una economía de mercado y el sector empresarial del país responde por el crecimiento económico y  la ocupación. Además, los efectos sobre la balanza de pagos (incremento de déficit en cuenta corriente) y el tipo de cambio (depreciación nominal del dólar) tendrán carácter esporádico mientras se fortalece la demanda externa y tienden a equilibrarse los mercados externos.

Entonces, se puede concluir que el aumento fiscal y la alta concentración en esfuerzos de inversión en infraestructura, equipamientos y otros capitales similares significan estimular la industria de la construcción, lo que tiene efectos positivos hacia la demanda de bienes y servicios que generan los insumos utilizados por este sector.

Estudios recientes (2009) indican que un cambio en los despachos de cemento en la construcción tiene un alto efecto marginal en los empleos (un aumento de 10% en los despachos eleva el empleo del sector en 0.8% al mes siguiente), lo que beneficia a los trabajadores y a la vez a toda la economía.

Por consiguiente, junto con un impacto directo sobre la demanda y el producto, las decisiones de la política económica recientes son más bien una señal, que intenta generar una respuesta positiva en las expectativas empresariales, al reducir los factores de incertidumbre a niveles más aceptables para las decisiones productiva-empresariales; las cuales, una vez acordada la reforma tributaria tendieron a ajustarse positivamente, el IMCE reconoce en septiembre 2014, que las inversiones planeadas suben en 1,3 puntos y que la producción esperada aumenta en 12,2 puntos.

Esta nueva situación fortalecerá la inversión que se puede realizar eficientemente en el país utilizando los nuevos mecanismos tributarios redefinidos por la ley. Chile sigue siendo un buen país para hacer negocios, ahora con un sistema tributario algo más redistributivo.

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