Nobleza obliga

Reflexionar sobre los avances y desafíos de la Reforma Tributaria impulsada en 2014, es más que un ejercicio reactivo ante la incertidumbre que entrega el actual gobierno cuando anuncia  cambios en aquella normativa.

El objetivo del encuentro que protagonizamos desde la Oposición en el Senado, es llevar adelante un debate que sobrepase lo técnico y se centre en la visión de sociedad que estamos forjando con estas correcciones.

Es evidente que ningún país aguanta una normativa tributaria por cada administración de turno; ello significa un desgaste para los distintos sectores involucrados. Lo afirmo desde la experiencia, porque aunque se trata de aspectos técnicos, en el fondo se pone sobre la mesa el tipo de sociedad que queremos.

Y ahí está lo preocupante de este giro que se propone que es - a todas luces - la intención de imponer la lógica de lo privado por sobre lo público. Basta analizar como contexto los últimos dictámenes del Tribunal Constitucional en distintas materias, donde se minimiza el rol y facultades de las instituciones públicas en temas de alto sentido social. Parte de ello fue la campaña por desmitificar los tres pilares básicos en que se fundaron los cambios a la norma tributaria, y cuando se cuestionó la eficacia de ésta respecto de lograr equidad tributaria, asegurando que su aplicación implicaba mayor carga para todas las empresas.

Pero si se analizan los datos de la realidad, la Reforma Tributaria trajo un conjunto de consecuencias favorables como establecer un nuevo marco de tributación preferencial para las PYMEs. Un avance. Sin embargo, insisto, el debate politizado sobre la Reforma “eclipsó” aquello. Y claro, se logró llevando agua al molino de quienes comenzaron a  adjudicar los males de la desaceleración económica interna a esta Reforma, obviando la crisis externa de los Commodities.

Debemos seguir simplificando el sistema tributario sobre todo para las Pymes, pero no las usemos como excusa para rebajar impuestos a las grandes empresas y afectar la recaudación fiscal.

Digo aquello porque los datos del antiguo orden revelan que en promedio no había una relación proporcional de aporte al fisco, y a razón de Equidad Tributaria fue que se acordó que grandes empresas contribuyeran 9,45 puntos porcentuales más que el resto. Ahora fuimos notificados a través de los medios que La Moneda ya prepara  una batería de propuestas desde el sector privado y empresarial, y de seguro tiene implícito el discurso de favorecer a las pymes, rebajando el alza ya estipulada a la gran empresa.

Por ello desde el Senado buscamos generar este tipo de espacio para discutir los temas sensibles en nuestra sociedad. Lo sentimos como una obligación Institucional. Pero también debemos reconocer que existe una  intencionalidad política, porque queremos que desde ese espacio se creen condiciones para generar acuerdos que le permitan al país tener alternativas distintas para un próximo gobierno. 

Ese concepto está en juego hoy. Es parte de las obligaciones ser solidarios con otro, cuando uno tiene más ingresos, esa es la batalla de fondo. Hay una línea diferenciadora con quienes están hoy en el Gobierno.

Nadie se va a negar a mejorar, pero sobre un marco claro y preciso en el cual nosotros podamos tener un sistema tributario que sea estable, justo y entregue garantías que permanezcan en el tiempo, sin importar el signo político al mando.

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