Y fue en medio de un innegable ambiente de polarización que la opción presidencial de la derecha no logró la mayoría. El próximo Mandatario, Gabriel Boric, obtuvo el 55,86% de las preferencias, más de la mitad de padrón electoral cumplió con su deber cívico, cifra impensada desde la instauración del voto voluntario, marcando un positivo precedente. Pero, además, se trata de un resultado con profundos y claros desafíos a cuestas.
Es evidente que gran parte del país tiene esperanza en los resultados, donde la actual oposición decidió apoyar esta opción ante la propuesta enarbolada por la derecha, muy alejada de nuestra historia. Hoy el Presidente electo tiene la ventaja importante dada por esa alta votación, que le permite mayor representación y un capital importante para la construcción de acuerdos en mayoría y de esta forma seguir avanzando en los desafíos en materia sanitaria, económica y seguridad, que son parte de las demandas más urgentes. Así como mejoras en salud, educación, vivienda y empleo, como las demandas más sentidas.
Bueno, la tarea no será fácil, trabajar para hacer un gobierno de mayoría nacional requiere de conversar, convencer y ejercer su liderazgo, el mismo que varios aplaudimos en noviembre de 2019 y cuestionó su propio sector. Fue capaz de reafirmar una convicción de búsqueda de acuerdo en momentos que lo mejor para el país era una salida institucional que hoy construye una nueva Constitución, proceso que requiere también de un Presidente consiente de la relevancia de la Convención Constitucional en marcha y de ser garantes de su funcionamiento en representación del Estado.
Para muchos hay una combinación de juventud e ímpetu de cambio que debe ser balanceado con figuras de experiencia y compromiso. Lo cierto es que creo que Apruebo Dignidad tiene como misión conformar un gabinete sólido capaz de enfrentar las principales necesidades de los chilenos y las consecuencias de un mal gobierno que le antecede.
Se habla de la edad, se ha puesto allí el acento, cuando creo que no es lo relevante sino en el refuerzo del liderazgo orientado desde el bien común que pueda ejercer. Ya lo he dicho, la edad no es relevante porque la experiencia que hemos tenido con liderazgos gastados- como en el caso del Presidente Piñera- al país le ha significado un costo altísimo. Entonces, ¡Enhorabuena por el país! Se nos ha consultado de qué lado estamos y es evidente que vamos a aportar desde donde nos puso la ciudadanía en la última elección, con alto nivel constructivo, apostando al acuerdo de grandes mayorías.
Pero ese es el rol de todos, los que votaron el próximo Presidente y los que no. Aquello parte hoy, más que en el nombre que se confíen las arcas fiscales, es hoy con un compromiso de todos, del sector privado, de los actores públicos, del Congreso y de la ciudadanía. Las cosas no se solucionarán de la noche a mañana y primero debemos crecer para poder superar esta crisis de múltiples dimensiones. Tranquilizar mercados pasa por generar seguridad a base de planteamientos claros, además de la demanda del mundo social.
De ahí esa capacidad de llegar a acuerdos, gobernar con templanza y sabiduría. Mientras, no podemos tomar palco en el esfuerzo por recuperar la unidad y erradicar la violencia. Por un Chile más justo, por mayores oportunidades.
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