No hay duda que la crisis provocada por la pandemia de Covid-19 no ha dejado indiferente a nadie. Uno de los sectores que se ha visto más perjudicado por la crisis económica y las restricciones de movilidad ha sido el de los pequeños empresarios y pymes de barrio. Para tener un real conocimiento de cómo esta pandemia ha afectado a las pymes basta con salir a las calles.
Al recorrer las comunas del distrito nº 8 (Estación Central, Cerrillos, Colina, Lampa, Maipú, Til Til, Pudahuel y Quilicura), salta a la vista la dura realidad que viven cientos de emprendedores que se han visto impedidos de desarrollar sus actividades como antaño. Los números son crudos: Tan sólo durante el 2020 se vieron paralizadas 15.000 empresas pequeñas y 1.000 empresas medianas en nuestro país, según datos de la Comisión Nacional de Productividad.
Los problemas que enfrentan las pymes son distintos a los de las grandes empresas. Para la mayoría de los micro y pequeños negocios, el acceso al crédito formal no es una opción, y la venta en el día a día es el principal mecanismo para tener caja, que les permite contar con el flujo de efectivo necesario para subsistir. Mediante las ventas diarias mantienen el negocio, trabajan los productos o elaboran sus servicios para nuevamente volver a vender.
Por ello, las medidas de restricción de movilidad las han afectado tan fuerte. Si se ven obligadas a cerrar, la posibilidad de venta se restringe y el efectivo disminuye. En consecuencia, la posibilidad de cumplir con el pago a proveedores o con el salario de sus trabajadores se dificulta fuertemente.
Lo anterior, sumado a los obstáculos para adaptarse a la transformación digital que implica la venta online, hace que el panorama sea aún más desalentador. Muchas pymes de barrio son administradas por sus propios dueños, quienes tienen complejidades para modificar sus canales de venta y transformar su negocio en uno digital, sobre todo con la premura de una crisis que exige soluciones al instante.
A lo largo de la pandemia se han tomado diversas medidas por parte del Gobierno para palear los efectos de la crisis. Un respiro fue dado justamente por la implementación del Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios (FOGAPE), cuya finalidad es favorecer el acceso a financiamiento a aquellas empresas que carecen de garantías para acceder al sistema financiero formal. También se encuentra en el listado la implementación del FOGAPE 2.0 (Reactiva), que viene a complementar y repactar los créditos otorgados bajo la primera medida. Según cifras de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF), con el primer FOGAPE se han obtenido más de 303 mil créditos, al mes de diciembre de 2020.
Las pymes se están asfixiando y debemos darle más oxígeno, porque a pesar de los esfuerzos en implementar estas medidas paliativas, en esta segunda ola urge más que nunca no bajar los brazos e idear nuevas medidas para brindar soluciones efectivas a las micro y pequeñas empresas. En este sentido, una buena opción es prestar atención a la visión que tienen las pymes respecto de las ayudas que podrían ser útiles para afrontar este escenario. Según una encuesta realizada a las propias pymes por la Fundación Eurochile, las más efectivas para palear la crisis serían un subsidio para incentivar a las empresas a mantener los puestos de trabajo (59,4%), seguida por dos: Postergar el pago de impuestos (57,8%) y establecer préstamos especiales para empresas (57%).
Apresuremos el paso, es urgente ayudar a las pymes y en ese sentido se deben tomar en consideración estos puntos para una legislación más amable con el motor de nuestra economía que son las pequeñas y medianas empresas, porque una ayuda para ellas es una ayuda para Chile.
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