Reforma a la previsión social ¿Otra derrota de la solidaridad?

El debate a la reforma de pensiones propuesta por el gobierno del Presidente Boric que busca, teóricamente, mejorar las condiciones de los actuales y futuros jubilados, está en pleno desarrollo.

La propuesta original cuenta con modificaciones para buscar un amplio acuerdo parlamentario que permita aprobar la reforma previsional.

Entre las indicaciones al proyecto de ley de la Reforma para Mejores Pensiones se encuentran:

  • Distribución del 6% de cotización adicional de parte del empleador
  • Mantención de la capitalización individual y propiedad de fondos
  • Modificación del rol de los privados en la gestión de los fondos de las y los trabajadores
  • Mejora de los servicios de atención a los usuarios
  • Aumento de la Pensión Garantizada Universal (PGU)

La derecha, con la ceguera, la crueldad y el egoísmo que la caracteriza, se cuadra con las AFP que buscan incrementar los fondos que administran (6% íntegro a las cuentas de capitalización individual), con todos los beneficios que eso trae para el mercado financiero, en nada menos que un 60% de crecimiento de lo que hoy mensualmente reciben.

Todo apunta a la consolidación del sistema de capitalización individual, olvidándose de la promesa de crear un sistema de previsión social basado en la solidaridad, es decir, no más AFP.

Creemos en un sistema de previsión social que busque garantizar la protección y el bienestar de todos/as los/as miembros de una sociedad, especialmente de aquellos/as que son más vulnerables, a través de mecanismos de apoyo mutuo y cooperación. Este tipo de sistema reconoce que los desafíos y riesgos que enfrentamos como sociedad no pueden ser abordados de manera individual, sino que requieren un enfoque colectivo y solidario.

Por ello resultaran claves de un sistema de previsión social basado en la solidaridad el que se cumpla requisitos como son:

Debe cubrir a todas las personas, sin importar su origen, género, edad o situación económica, todos/as los individuos/as tienen derecho a acceder a la protección social, incluyendo beneficios como atención médica, seguridad social, pensiones y seguro de desempleo.

Para garantizar que aquellos/as que tienen menos recursos puedan acceder a los mismos servicios y beneficios que quienes tienen más, la redistribución de recursos. Esto puede lograrse a través de impuestos progresivos, donde las personas naturales y jurídicas con mayores ingresos contribuyen proporcionalmente más al sistema, y los fondos se utilizan para financiar programas de protección social.

Son los/las ciudadanos/as, las comunidades y sus organizaciones quienes deben tener voz y voto en la toma de decisiones sobre políticas y programas de protección social. Esto implica la creación de espacios de diálogo y consulta, la promoción de la participación de organizaciones de la sociedad civil y sindicatos, y la transparencia en la gestión de los recursos del sistema.

No es necesario ser economista para imaginar cómo financiar un sistema de previsión social solidario, lo que debería implicar una combinación de diferentes fuentes de ingresos y mecanismos de redistribución de recursos. Algunas posibles formas de financiamiento:

Contribuciones de los trabajadores y empleadores: Un sistema de previsión social solidario puede basarse en contribuciones obligatorias por parte de los trabajadores y sus empleadores. Estas contribuciones pueden ser proporcionales a los ingresos o salarios, de manera que aquellos con mayores recursos contribuyan más al sistema. Estos fondos se utilizarían para financiar las prestaciones y beneficios del sistema de previsión social, como pensiones, atención médica y otros servicios.

Impuestos generales: Otra forma de financiamiento es a través de impuestos generales que se destinen específicamente al sistema de previsión social. Esto implica la redistribución de recursos de manera más amplia, involucrando a toda la sociedad en la financiación de la seguridad social. Estos impuestos pueden basarse en diferentes criterios, como la renta, el patrimonio o el consumo, y deben tener en cuenta principios de progresividad y equidad fiscal.

Contribuciones del Estado: A través de los presupuestos gubernamentales, se pueden destinar recursos para garantizar prestaciones básicas y servicios sociales a aquellos que no pueden contribuir por motivos de pobreza, discapacidad u otras circunstancias. El Estado también puede establecer programas de subsidios o transferencias directas para apoyar a los sectores más vulnerables de la población.

Inversiones y rendimientos: Un sistema de previsión social solidario también puede buscar la generación de ingresos a través de inversiones y el aprovechamiento de los rendimientos financieros. Esto implica utilizar los fondos acumulados en el sistema para realizar inversiones productivas y obtener ganancias. Sin embargo, es importante asegurar que estas inversiones sean éticas y sostenibles, evitando prácticas especulativas o que puedan perjudicar a la sociedad o al medio ambiente.

En resumen, un sistema de previsión social basado en la solidaridad busca garantizar la protección y el bienestar de todos/as los miembros de la sociedad a través de mecanismos de apoyo mutuo y cooperación. Este enfoque reconoce que todos/as somos responsables de cuidar y apoyar a los/las demás, y que juntos/as podemos construir una sociedad más justa, equitativa y sostenible.

Nada de lo anterior se visualiza en el proyecto de reforma, de ese modo se consolida en Chile, por más cambios de que se hable, un sistema donde el centro está en el individualismo y no en la cooperación.

Por lo que, no nos engañemos, la reforma que se propone es otra derrota, momentánea, de la solidaridad.

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