Cholchol, la educación en deuda

En mapudungun, Cholchol significa "Tierra de cardos" y en la exuberancia de sus paisajes verdes, con árboles nativos como la lenga, el mañío y el michay, se encuentran también en plenitud cóndores y zorros culpeos; y en este mismo suelo armonioso con olor a petricor, con la inmensidad de su bella naturaleza, con fuerte identidad rural y tradición artesanal, se conjugan datos pocos amables, como es la pobreza multidimensional.

Esta tierra de "sueños y espinas" presenta niveles significativos de carencia, y la encuesta Casen 2022 indica que la tasa de pobreza por ingreso de 19,7% y la tasa de pobreza multidimensional del 36,5%, esto quiere decir que se miden diferentes ámbitos de la vida en relación a las privaciones que afectan al bienestar de las personas y que busca entender la penuria no solo desde lo cuantitativo-monetario, sino de diferentes dimensiones que abarcan salud, educación, trabajo y acceso a servicios básicos.

Sabemos que en muchas comunas la inversión que se entrega a educación es insuficiente, lo que amenaza la calidad de la enseñanza y por consiguiente las futuras oportunidades para niños, niñas y jóvenes. Y en Cholchol aún más ya que se ha mostrado un bajo porcentaje de inversión en infraestructura escolar, salas que se llueven, frío que cala hasta los huesos, precariedad en recursos pedagógicos dejando a los estudiantes más pobres alejados de la visión, liderazgo y preocupación de quienes debieran procurar enviar los recursos pertinentes para una mejora de la calidad educativa.

Semanas atrás un canal de televisión volvió a transmitir un reportaje que mostraba la falta de empatía de algunos altos funcionarios públicos. Estas autoridades municipales, sabiendo los indicadores de pobreza y las necesidades de la población, deciden ir a un seminario en tierras lejanas, en vez abarcar la multidimensional situación que adolece su población y poder subsanar en parte o por lo menos aplacar en algo temas tan necesarios como es la salud y educación.

Lo mínimo que siento es curiosidad de saber por qué se prefiere gastar más de 140 millones en viajes a diferentes destinos por parte del exalcalde Luis Huirilef Barra y su comitiva municipal, en vez de invertir en los que los cholcholinos necesitan. Por ejemplo, ¿dónde está el presupuesto, destinado al aprendizaje de los niños de Cholchol, a mejorar sus frías salas de clases, a adquirir material pedagógico de calidad?

Claramente la gestión pública debe ser intachable, íntegra, decente, transparente, honesta, es decir debe ser proba al igual que sus funcionarios deben serlos, más aún si son elegidos por las comunidades para que atiendas sus problemas e intereses.

Mientras tanto en Cholchol, vuela el águila chilena, el caiquén y el chincol, los niños se maravillan observando la fuerza de los ríos Colpi y Traiguén, y esperando que nuevas autoridades sí se ocupen, sí los miren, y que, esta vez, no les fallen.

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