En Chile existe una importante déficit de capital humano especializado. Según un estudio realizado entre los países de la OCDE el año 2017, nuestra nación lidera el ranking de carencias en competencias laborales de su fuerza de trabajo, lo que se traduce en un gran obstáculo para el desarrollo del país.
El sistema de educacion superior tradicional no está dando solución a esta problemática. Si bien en Chile existe una alta proporción de jóvenes que estudia, la totalidad de matrículas no ha crecido en los últimos años y las tendencias demográficas más bien proyectan una caída.
Para revertir este déficit de capital humano especializado es necesario desarrollar una oferta en educación superior que permita formar personas adultas, que no pueden dejar de trabajar, que necesitan flexibilidad horaria, que están en todo Chile y que cuentan con cierta experiencia laboral y, en muchos casos, educación superior incompleta.
Una de las vías para desarrollar capital humano es la educación a distancia. De acuerdo al informe realizado por The Whice Corporative for Educational Technologies (WCET), en Estados Unidos esta modalidad alcanza el 14% sobre el total de los alumnos de educación superior y su proyección se eleva al 20%. En cambio, en Chile esta participación llega apenas a 3%, lo que indica claramente que hay un amplio espacio de desarrollo en esta modalidad de educación.
En un ámbito acaparado por múltiples intereses, este es el verdadero desafío de política pública en materia de educación superior, cuya agenda, en los últimos años, ha estado centrada en otros temas.
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