La semana pasada nos encontramos con la noticia de un “delivery” de perros anunciado por la Municipalidad de Ñuñoa, para quienes deseaban adoptar una mascota sin salir de sus hogares. ¿Le gustó algún perrito del canil municipal? Le coloca “me gusta” a la foto de su elección y se lo van a dejar a la casa. Más allá de la anécdota, que sorprendió a muchos en redes sociales, la propuesta no deja de ser interesante.
No es un misterio para nadie que desde que se inició el confinamiento obligatorio por la pandemia podemos encontrar cualquier insumo o producto que necesitemos vía delivery.
Si hace un año estas aplicaciones se circunscribían a realizar entregas de comida básicamente, hoy encontramos emprendedores locales que realizan despachos de tintura para el cabello, con sus respectivas instrucciones, hasta el envío de verdaderos bares a domicilio para recrear los anhelados happy hours.
El hecho es que en la crisis de salud cientos de pequeños empresarios no tuvieron más remedio que reinventarse en el camino, y si bien para algunos representó un desafío complejo desde el punto de vista operativo, hasta cómo mejorar sus redes sociales y entrar de lleno a sólo vender vía app, para la gran mayoría se ha convertido en una gran oportunidad y único método de supervivencia para enfrentar la fuerte crisis económica.
Sin embargo, no todo es positivo. En diciembre de 2019, la tasa de inscripción de las plataformas de viaje y entrega aumentó en un 20%, cifra que sin duda se ha superado con creces este primer semestre.
Si consideramos que el desempleo ronda en los 2 millones de personas, esta combinación pudiera convertirse en una tormenta perfecta para profundizar la informalidad laboral, ya que muy probablemente una parte considerable de la mano de obra cesante está siendo absorbida por esta industria.
Así, la última milla plantea desafíos importantes. El más significativo es sin duda consolidarse como uno de los principales canales de venta, pues ya no será necesario contar con un lugar físico para operar, por lo que nos olvidaremos de la capacidad del local y nos deberemos enfocar en buscar la satisfacción del cliente, y eso viene dado por la calidad del producto y rapidez en la entrega.
Como estas plataformas tienen cada vez más injerencia dentro de la cadena de valor de las compañías, tomando un protagonismo inusitado o impensado hace tan solo unos meses, a su vez las firmas toman el compromiso de integrar estos actores para que sean colaboradores activos en la incorporación de los valores y principios de empresa.
Y eso incluye exigir condiciones de seguridad laboral y sanitaria a estas app de delivery, con empleos formales y cumpliendo las normas vigentes.
Esta nueva etapa de colaboración entre emprendedores y sus vías de distribución, debe contar con reglas claras, asegurando una relación simétrica que debe velar por la seguridad laboral de los repartidores y el cambio de paradigma en las formas de relacionarse con las empresas.
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