Cooperación en tiempos de Pandemia

Juan Pablo Lira
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La Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID), cumple 30 años de existencia el próximo mes de julio. En todo este tiempo, ha contribuido a obtener mucha de la cooperación que el país necesitó en materia de modernización del Estado, ciencia, tecnología, infraestructura y muchos otros aspectos. De igual manera, ha dado forma a la cooperación y solidaridad chilenas en una extensa geografía que abarca toda la región de Latinoamérica y el Caribe, África, así como variadas áreas en todo el mundo. 

Recordamos esta fecha en medio de la amenaza sanitaria más grande que ha debido enfrentar el mundo en los últimos 100 años. En un momento donde las nociones de solidaridad y cooperación están llamadas a dar un nuevo tinte a las relaciones entre países, regiones y continentes. 

En este marco, las autoridades de cooperación de los países iberoamericanos, hemos subrayado la importancia, así como la necesidad de articular fuerzas y capacidades para atender las múltiples demandas que la pandemia genera en nuestras sociedades.

En el doble escenario de atender la emergencia y de mitigar el impacto que dejará el COVID 19, resulta imprescindible desarrollar un esfuerzo de cooperación en América Latina y el Caribe. Ello en el entendido que la acción conjunta conforma una línea de defensa real, ante una amenaza que no reconoce fronteras ni espacios nacionales, generando a la par una base de recuperación de las confianzas, tan necesarias, en la región. 

La cooperación, mediante su capacidad de “poder blando”, otorga un sustento innovador a la política exterior de los países, basado en sus iniciativas de encuentro, de acción solidaria, de empatía en el dolor y la carencia.

La feroz fragmentación a la que asistimos en el contexto internacional, se está llevando consigo lo positivo y lo negativo de la globalización. Por esto, resulta imperioso contribuir al desarrollo de formas multilaterales de acción en perspectiva de reconstrucción económica, social, política y cultural, especialmente en nuestro domicilio histórico y cultural, América Latina y el Caribe.

De allí que, requerimos con urgencia multilateralizar nuestros esfuerzos de cooperación, porque la salida real del problema será resultado de un esfuerzo conjunto.

Necesitamos poner especial atención a las advertencias de diversos Organismos Internacionales respecto del escenario económico y social después de la pandemia.

Para América Latina se espera, una reducción del PIB de un -5.3%, según el último estudio de CEPAL. El FMI por su parte, advierte que la economía global caerá en un 3% a nivel mundial, siendo las peores cifras desde la Gran Depresión de principios del  siglo pasado.

Necesitamos por tanto, urgentemente construir sinergias, si desconocemos la magnitud final del daño, lo más aconsejable será prepararnos para los escenarios más duros. 

La pos pandemia requiere sumar esfuerzos, readecuar los actuales instrumentos, definir instrumentos nuevos, alcanzar acuerdos veloces que privilegien a los sectores más carenciados de nuestras sociedades, pensar la cooperación Sur-Sur como un camino de doble sentido, dar una nueva perspectiva a lo ya instalado por la cooperación. Pero en especial se advierte la urgencia de incorporar a las labores de la cooperación internacional mucho más que la voluntad y las capacidades de los Estados.

Se debe convocar a los variados sectores existentes en nuestros países, sociedad civil, empresariado, academia y un sinnúmero de actores posibles de involucrar en la tarea.

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