Diputado, espero que se arrepienta y pida disculpas públicas

Señor diputado Gonzalo Fuenzalida, le pido que reflexionemos sobre  sus “blancas palomas”. Por ejemplo, si todos los niños “delincuentes” hubieran podido ser alumnos del Colegio Verbo Divino, estudiado Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile, y en la Escuela de Negocios de la misma institución, probablemente no cometerían infracciones de ley infanto juveniles. Lo anterior, no exime a quienes han tenido oportunidad de cursar sus estudios escolares en colegios privados y realizar estudios universitarios, de cometer actos que no son juzgados como delictivos, sino de corrupción, y otros, que incluyen todo tipo de abuso contra los niños, violando sus derechos humanos.

La página del Colegio Verbo Divino tiene una cristiana invitación para salir al encuentro del otro, que imagino incluye a los niños que sufren, pero que usted nunca leyó.

La Acción Misionera del colegio nace desde una profunda experiencia de Dios de nuestros alumnos, quienes, por ese deseo de buscar siempre el bien, quieren salir al encuentro del otro, del que sufre y necesita. Como pastoral del Colegio del Verbo Divino, queremos sentirnos hermanos de todos ellos y salir, no sólo en su búsqueda, sino también compartir con ellos la vida misma.

Quiero decir que es lamentable que usted siendo cristiano, diputado de la república, abogado, que forma parte de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, desconozca la Convención sobre los Derechos del Niño, la realidad de las familias en situación de pobreza, de las madres que están en la cárcel por venta de drogas, de los padres que por robo, incluso de un balón de gas, están privados de libertad,  sin poder ejercer, tampoco, su rol paterno y la cruel realidad de los niños institucionalizados en el Sename y algunas de sus OCAS.

Quisiera hacerle notar que como se dice, “Santiago no es Chile”, “Santiago no es solo La  Reina, Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea, Peñalolén”, que son las comunas de su  distrito y a las cuales, pareciera, que como diputado defiende de los “delicuentes infantiles”. Su afiche dirigido desde el mundo adulto a los niños, demuestra agresividad, cobardía desde el poder político, y espero que se arrepienta, reconozca su grave falta y pida disculpas públicas. 

La realidad de Santiago, incluye comunas denominadas “vulnerables” pero realmente, en situación de pobreza, en enclaves del tráfico de drogas. Y le digo que los narcotraficantes también fueron bebés inocentes, vulnerables, buenos, que nuestra sociedad transformó primero en niños infractores de ley, “soldados” y luego en clientes frecuentes de la cárcel, muchos de ellos los actuales “narcos”. 

Debo poner en su conocimiento que en 1991, en la comisión asesora intersectorial e interministerial convocada por el Ministro Cumplido, que duró nueve meses, en la cual participé representando al ministerio del Interior, el diagnóstico de Carabineros de Chile incluyó la recomendación que el Estado trabajara en prevención de conductas infractoras de ley infanto juveniles. Lamentablemente, el Estado (sus tres poderes) en 29 años no la tomó en cuenta y tampoco ha cumplido cabalmente los derechos de los niños. 

Apelo a su formación cristiana para que salga de su mundo de burbujas, trabaje con nosotros, integrantes de la sociedad civil, defensora de los derechos humanos de los niños, y aprenda a amar al prójimo, a quienes son susceptibles de caer en Sename y luego en la cárcel.

En lo práctico, ejerza su rol de legislador - para todos los seres humanos del país - por el cual recibe una excelente dieta y otros recursos para asesorías, viáticos y más.

Lo invitamos para que, junto a nosotros, recorra los hogares humildes, tan humildes como fue el de Jesús Cristo, y apoye legislando a favor de esas familias que tanto necesitan guía espiritual y amor, conocimiento, trabajo, para que sus hijos no se conviertan en pequeños infractores de ley. 

Cuando usted vea la tristeza en los ojos de un niño institucionalizado, de un niño de campamento, de una niña que es prostituta, reconocerá las palabras de Jesús, “Dejad que los niños vengan a mí…” 

Esperamos que se ponga en contacto con nosotros para enseñarle a comprender la Convención sobre los Derechos del Niño y apoyar a quienes tanto lo necesitan.

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