Al rescate de Mama Grande: Gaia

Abraham Vega
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Ésta es, incrédulos del mundo entero (naif y cavernarios), la verídica historia de Mama Grande. No la soberana del reino de Macondo, sino de la más grande de todas la Soberanas: Mama Gaia, que ha reinado sin contrapeso en Macondo y en todo el mundo, no sólo  92 años, sino cuatro mil quinientos millones de años (4.500 millones de años) y probablemente muera, con  todos, el Papa incluido, si es que naif y cavernarios siguen comportándose como hasta ahora lo han hecho con ella. Y esto ténganlo muy presente, porque ya se les ha advertido hasta la saciedad y la paciencia tiene límites.

La primera reunión de Naciones Unidas para tratar el tema ambiental fue en 1972. Allí se dijo, “hemos llegado a un punto en la historia cuando debemos dar forma a nuestras acciones en todo el mundo… A través de la ignorancia o la indiferencia podemos hacer un daño masivo e irreversible al medio ambiente”.

Y ahora, cuando se han transgredido todos los límites, no nos podrán salvar ni las más secretas e iluminadas plegarias del padre Antonio Isabel del Santísimo Sacramento del Altar Castañeda y Montero.

La crónica del Gaicidio muestra a los naif creyendo en la buena fe y comulgando con ruedas de carreta inventadas y regaladas por los cavernarios para esconder su real maltrato a Mama Gaia.

Ellos, los naif, reciclando bolsitas y botellitas de plástico y jugando con lombricitas a hacer tierra, mientras que en sus narices se consumían millones y millones de barriles de petróleo diarios (para alumbrar cavernas productivas y mentales), cuyas emisiones de CO2 se acercaban peligrosamente al umbral de resiliencia atmosférica.

Al 2018 el consumo de petróleo mundial llegó 99,50 billones de barriles diario (bbd), con consumidores y emisores de CO2 top, como EEUU (19,8 bb/dia), U. Europea (15,0 bb/día), China (13,2 bb/dia), India (4,6 bb/día), Japón (3,9 bb/día) y Chile (322 mil b/día.

Por su parte, el CO2 se comporta en la atmósfera igual que un plástico o el vidrio, reteniendo parte de la radiación infra roja que debiera escapar desde el planeta hacia la atmósfera. Resultado final, aumento de la temperatura en el planeta.

A este comportamiento del CO2 en la atmósfera, similar al de un invernadero, se le dio el nombre de Efecto Invernadero, que genera el Cambio Climático en el planeta. Las emisiones generadas por la humanidad han hecho subir la concentración del COal doble de la que tenía la atmósfera cuando estaba en equilibrio: 280 ppm.

Al 2019 el COva en 413,9 ppm. Con el actual patrón de consumo de petróleo, al 2050 puede llegar a 550ppm.

Por su parte, los cavernarios, cada vez con más descaro y espanto arrasaban con el planeta como plaga de langosta, sin tener misericordia ni con su propia descendencia.

La ansiosa y casi desesperada búsqueda de otro Macondo, en “otro planeta habitable”, además de traición, es ateísmo.

El propio cura Antonio Isabel ha sido categórico: “no hay tierra prometida fuera de Gaia, y ahora, es para todos o nadie, nada de ilusionarse ‘con otro planeta habitable’; es éste, es aquí, ateos del mundo entero, donde Dios hizo esta promesa: “es a tu posteridad (futuras generaciones) que yo te donaré ese país” (te donaré este planeta, podríamos decir ahora)… ¿Alguna duda?

Ahora, cuando ya tenemos un daño casi irreversible. Cuando el Padre Antonio Isabel del SS del Altar Castañeda y Montero asegura haber visto el diablo en tres oportunidades (conocida su confesión hoy se sabe lo que vio: una manada de cavernarios, una nube oscura de CO2 y… otro diablo no definido).

Ahora, cuando la lluvia de pájaros muertos en Macondo fue para el cura una premonición del Apocalipsis.

Ahora, cuando el planeta está sacudido hasta sus cimientos, cuando todos los estudios científicos, los de magia negra y blanca y tiradas de Tarot, cuando el mierdal de todo tipo casi tapa la tierra, cuando los cascos polares se derriten y sus aguas harán subir los mares quien sabe cuánto, cuando el CO2 sobrepasó todos los acuerdos y acuerditos con los que cavernarios trataban de hacer creer al mundo que les interesaba este planeta, y todos sus animales dentro, incluidos nosotros.

Según la WMO -Organización Meteorológica Mundial -, el 2018 los desastres naturales (sequías, incendios forestales, inundaciones, marejadas, otros) afectaron a casi 62 millones de personas y sin duda estuvieron asociados a fenómenos meteorológicos y climáticos relacionados con el Cambio Climático.

Pero además, la ONU señala que por el efecto invernadero, el  Ártico desaparecerá para el 2030, mientras que la Antártica habrá perdido más del 50% del hielo.

Consignamos aquí que el 1er acuerdo de reducción de las emisiones de COdata de 1992; se tomó en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río y fue ratificado por 195 países.

Fue un instrumento para limitar el aumento de la temperatura mundial y el cambio climático, y así hacer frente a sus consecuencias. Siguió Kioto y sus variantes el 1997, pero no pasó nada; ello demostrado por Global energy-related CO2 emissions grew by 1.4% in 2017, reaching a historic high of 32.5 gigatonnes (Gt).

El aumento del CO2 es producto en un 90% del consumo de petróleo: 99,55 bb/día. Al 2018 el CO2 de la atmosfera era de 415 ppm, más del doble con el que se estabiliza la tercera atmósfera de la tierra (280 ppm, hace  800 millones de años) concentración que ha hecho posible la vida como la conocemos hoy.

Ahora, cuando están asustados usureros y banqueros, prestamistas e industriales, prostitutas y vagos, presidentes y ministros.

Ahora, cuando estos estudios dicen que no hay vuelta a los 800 millones de años…

Ahora es cuando quienes pudieron hacer algo, aquellos que en tribunas de cristal, en convites nacionales e internacionales hicieron gárgaras con el bienestar de la “población mundial”, a ellos les vuelvo recordar que desgraciadamente ni las más secretas, iluminadas y encendidas plegarias del padre Antonio Isabel del S.S. del Altar Castañeda y Montero, serán efectivas…!

La atmósfera en que vivimos corresponde a la tercera atmósfera terrestre que se estabiliza con gases como el Oxígeno con 20%, Nitrógeno con 78%, CO2 con un 0,28%, H2O con 1%, más otros gases. De eso hace aproximadamente 800 millones de años.

El cambio del % del CO2, que ha provocado la cultura del petróleo, puede tener trágicas consecuencias (ya las tiene). De hecho es el principal gas promotor del cambio climático vía efecto invernadero (Calentamiento Global). Como ya se dijo, con el actual patrón de consumo de petróleo, al 2050 de puede llegar a 550ppm, lo que sería verdaderamente trágico para la humanidad y todo el planeta.

Que ninguno de los incrédulos del mundo entero se haga el leso. Llegó la hora de hablar sin metáforas ni eufemismos, decirle al pan, pan y al vino, vino.

Decirles en su cara a los cavernarios lo descarados y caras de palo que son, que los acuerdos y convites, nacionales e internacionales, los estudios de magia negra y blanca, hay que cumplirlos.

Que los COPs, los G20s, los Paris 24, los ONUs, los B.Ms, los F.M.Is, no servirán para nada, ni para nadie, si el planeta sigue al descalabro y no se actúa de manera urgente, ahora… ¡ya!

Algunas frases que nos alertan sobre la necesidad de actuar ahor.

Kristalina Georgieva, directora general del Banco Mundial: “Somos la última generación que puede hacer algo para aminorar los efectos del cambio climático”.

Johan Rockströem, del Postdam Institute for Climate Impact Research (PIK): "La ciencia muestra claramente que solo tenemos una década para detener las emisiones de gases con efecto invernadero».

Barack  Obama: "La amenaza que plantea el cambio climático es grave, es urgente, y creciente; las futuras generaciones caminan hacia el desastre si la comunidad internacional no actúa con audacia, rapidez y unidad".

Pero aún nos queda patria ciudadanos del mundo entero. El curita Antonio Isabel nos lo recuerda: un día Dios dirá al mundo ( cavernarios y…): “Yo repondré la Ley como una profecía, y  la transmitiré a las generaciones futuras”, y esa Ley será lo que no se debe repetir en la experiencia humana, ¿alguna duda?

Ahora sólo falta que alguien (el que quede vivo) acuñe en palabras esta historia de lección y escarmiento para las generaciones futuras; de reprobación y condena para las generaciones que se van.

Las futuras, deberán hacer funcionar todas sus neuronas y más para no repetir el descalabro en los años venideros. Deben partir del hecho que el tercer pecado es hacerse el leso, no querer aprender de la crisis.

Por tanto deberán pensar en otra forma de organizar la humanidad, de producir los bienes esenciales para la vida (no más chicle p.ej., ni Fórmulas 1), no más a un modelo predador de los recursos naturales y de las personas, no más al consumismo y su derroche de millones de toneladas de mierdal.

Viva la austeridad, viva la tapilla y la media suela, no más a la concentración de la riqueza en unos pocos cavernarios; no más a un modelo donde los derechos elementales de la humanidad y del medio ambiente sean escandalosos negocios de cavernarios o de otros arribistas menores.

No más a una cultura gregaria, vulgar, vacía de alma y alienada; viva la cultura de comunidad, en comunión con Mama Gaia. No más antropocentrismo.

No más díscolos humanos encantadores de culebras y demagogos.

Deberemos tender a desarrollar una relación en donde “todos los seres vivientes tienen relaciones de respeto e igualdad -sea árbol, mamífero, ave o, sapien-, son amantes de la paz, del silencio, practican el asombro y la magia…”.

Esto por respeto a todos los seres de este planeta, a los ausentes producto de esta estupidez, y a quienes seguirán por los siglos de los siglos. 

En Maconchil, el General Aureliano Agusto Maldía, dejó en herencia a su familia, compinches y a un selecto grupo de cavernarios, el 90% de la torta de PIB.

Según datos de 2018, este grupo no supera los 2 millones de personas y se llevan algo así como 270.000 millones de US$ anuales; el resto de la población, el 90%, 15 millones, debemos vivir con 30.000 millones US$ al año.

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