Chile enfrenta importantes desafíos en dirección a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y generar estrategias para alcanzar un desarrollo sustentable.
Entre los esfuerzos que se llevan a cabo para definir un modelo de crecimiento sustentable, destaca la descarbonización de la matriz eléctrica hacia 2040, alcanzar un 20% de generación eléctrica con fuentes renovables a 2025 y la electrificación del transporte público, entre muchas otras iniciativas.
A esto debemos sumar que Chile organiza la COP25, instancia que si bien reconoce nuestro trabajo realizado en temas ambientales, también implica una gran responsabilidad para un país en vías de desarrollo.
Para alcanzar las metas propuestas es necesario realizar un esfuerzo que no se limita a las iniciativas impulsadas por el Estado o por incrementar las exigencias ambientales a la industria en sus respectivos campos de acción; también requerimos de una ciudadanía consciente, informada y comprometida con estos desafíos.
Es en este último punto donde la educación entra a jugar un rol preponderante, desde el nivel básico hasta formación técnica y universitaria, junto al trabajo con las comunidades. Ésta es un pilar clave en la concreción de los objetivos país propuestos en materia ambiental.
Desde hace varios años Chile ha ido generando avances en este ámbito. El primer paso se dio en los año 90, a través de la Ley de Bases del Medio Ambiente, que define a la Educación Ambiental como un “proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos, y desarrolle las habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos, su cultura y su medio biofísico circundante”.
En el marco de lo anterior, la Comisión Nacional de Medio Ambiente (que luego pasaría a ser el ministerio de Medio Ambiente), el ministerio de Educación, la CONAF, UNESCO, la Asociación Chilena de Municipalidades y el Consejo de Desarrollo Sustentable, crearon el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE), como una estrategia sistémica de la educación ambiental para Chile.
El SNCAE tiene por objetivo abordar la educación ambiental y promover la sustentabilidad en la educación parvularia, básica y media, a través de una certificación que incorpora el ámbito curricular, la gestión y las relaciones con el entorno de un establecimiento educacional.
En 2009, en tanto, el Gobierno aprobó la Política Nacional de Educación para el Desarrollo Sostenible que tiene por objetivo generar estrategias en pro de una ciudadanía activa en la construcción del desarrollo sustentable del país.
Tanto en el SNCAE, que incorpora la relación con el entorno dentro de sus ámbitos de acción, como en la Política Nacional de Educación para el Desarrollo Sostenible, podemos destacar la conexión entre el trabajo realizado en establecimientos educacionales y la participación ciudadana al momento de hablar sobre educación ambiental.
El potencial que ofrece un establecimiento educacional para la generación de acciones que concienticen a la comunidad sobre la importancia del cuidado del medio ambiente en nuestro diario vivir es muy alto. Esto producto de la constante creación de contenidos que se produce en estos espacios y porque en ellos habitan quienes más interés tienen por divulgarlos: niñas y niños que serán los futuros agentes de cambio.
En 2015, La Ruta Solar dio inicio al proyecto AtreveTec, una iniciativa que implementa talleres de acompañamiento en distintas escuelas de Antofagasta, donde se abordan temas como la gestión energética, la eficiencia hídrica y la educación ambiental, para estudiantes de 5° a 8° básico.
El proyecto, que es presentado por Minera Escondida, busca transformar las escuelas de nuestro país en Comunidades Sustentables promoviendo un trabajo colaborativo entre autoridades, docentes y alumnos, por medio de clases en aula y talleres que se alinean al Currículum Nacional del Ministerio de Educación.
Los talleres ofrecen un desafío distinto para cada nivel en el que son implementados. De esta forma, en 5° básico los niños construyen pequeños autos solares, mientras que en 6° elaboran un Zootropo solar, en 7° fabrican esculturas de animales utilizando sólo material reciclado y en 8° desarrollan su primera lámpara solar.
La primera edición de AtreveTec en Antofagasta, contó con la participación de 4 cursos y 160 estudiantes, mientras que en 2018 trabajamos con 34 cursos y llegamos a un total de 1.400 escolares, quienes finalizaron la actividad exponiendo sus proyectos en un interescolar que se llevó a cabo en la escuela Gustavo Le Peige.
Este año La Ruta Solar organiza una nueva edición de AtreveTec en Antofagasta, e integrará a 200 apoderados dentro de los talleres, con el fin de hacerlos parte de la experiencia y puedan colaborar activamente con sus hijos e hijas en el desarrollo de los proyectos. A esto se suma el hecho de que el interescolar se realizará en un lugar abierto al público, con el fin de integrar de mejor manera a la comunidad antofagastina.
Resulta importante aprovechar iniciativas como AtreveTec, para que desde el aula invitemos a la ciudadanía a participar de los temas claves para el desarrollo sustentable del país. Para lograrlo, es necesario potenciar la tremenda fuente de conocimientos y contenidos que ofrecen los establecimientos educacionales y el entusiasmo que muestran las futuras generaciones por compartir este conocimiento.
Construir una sociedad sustentable desde la educación parece ser el camino indicado a seguir, sólo debemos aprovechar la oportunidad y actuar.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado