Este sábado 30 de marzo celebraremos una nueva edición de la “Hora del Planeta”. Para quienes no conozcan esta iniciativa, es una acción Global que busca llamar la atención sobre los problemas que enfrentamos producto de Cambio Climático, invitando a todo el mundo a apagar las luces durante una hora (20:30 - 21:30 hrs.). Esto con la intención de darle un respiro de una hora a la Tierra. En esta iniciativa participan ciudades de 188 países, donde apagan las luces de edificios emblemáticos y monumentos, además de las personas quienes voluntariamente apagan las luces de sus casas y desconectan artefactos electrónicos.
En el marco de esta celebración vale la pena hacer una reflexión sobre en qué situación se encuentra el mundo, y en especial Chile, en relación a los impactos del Cambio Climático y qué acciones se están realizando para enfrentarlo.
¿Cómo podemos hacer que se integre más a la ciudadanía en este tema?
¿Deberíamos, tal vez, celebrar la hora del planeta todos los días en lugar de hacerlo una vez al año?
En enero de este año, un informe realizado por The Global Carbon Project concluyó que entre 2017 y 2018 las emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero que produce el cambio climático, alcanzaron las 31,7 gigatoneladas, una cifra récord nunca antes vista.
En 2016, un informe entregado por el gobierno, mostró que Chile alcanzó las 109,9 millones de toneladas, casi un 20% más que lo medido en 2010 y un 113% mayor a lo catastrado en 1990. Otro dato nada alentador si consideramos que a fines de 2018, la ONU, a través de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), informó que Chile cumple con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad frente a las variaciones del clima.
Esto nos posiciona en el top 10 de los países que se pueden ver seriamente afectados por este fenómeno.
¿Cuáles son los criterios que hacen de Chile un país tan vulnerable a las consecuencias del Cambio Climático? Contar con zonas costeras bajas, con zonas áridas y semiáridas, áreas con cobertura forestal y expuestas a deterioro.
También ser propensos a enfrentar desastres naturales, estar expuestos a la sequía y deforestación, presentar contaminación atmosférica urbana, contar con ecosistemas frágiles, que la economía dependa de ingresos por producción y exportación de combustibles fósiles y producción intensiva en el consumo de energía. ¿Se les hacen conocidos algunos de estos fenómenos?
En los últimos años nuestro país ha sido noticia por los grandes incendios forestales y el incremento de lluvias en regiones áridas como Atacama y Tarapacá, mientras que en las zonas centro y sur las precipitaciones disminuyen. Según expertos, todos estos acontecimientos son producto del cambio climático y de aquí en adelante no harán más que seguir aumentando.
Entre los responsables de las emisiones de CO2 en Chile, la energía juega un rol clave con un 77% de las emisiones nacionales, a lo que se suma que el 40% de nuestra generación eléctrica proviene de centrales alimentadas con carbón.
Si bien es una cifra negativa, distintos organismos están trabajando para dar vuelta este escenario. ¿La meta a conseguir? Disminuir un 30% nuestras emisiones a 2030, respecto a 2007 y para lograrlo las energías renovables asoman como una de las principales soluciones.
De acuerdo a cifras entregadas por la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA) las energías renovables aportan un 20% de la matriz eléctrica nacional, cifra impulsada principalmente por proyectos de generación solar y eólica.
Desde el Estado, la ministra de Energía, Susana Jiménez, anunció su compromiso para acelerar el retiro o reconversión de las centrales a carbón en nuestro país. Para lograrlo se conformó una mesa de trabajo integrada por empresas generadoras, ONG ambientalistas, académicos y representantes de la sociedad civil. Un trabajo relevante si se considera que este año el Ministerio de Medio Ambiente organiza la Cumbre de Cambio Climático (COP25), el evento más importante en esta materia a nivel mundial.
Otro ejemplo interesante sobre acciones para combatir el cambio climático lo da Corfo con su Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, que tiene por misión fomentar la inclusión de las temáticas sobre cambio climático y el desarrollo sostenible en el sector privado y en los territorios.
Producto del informe entregado por la Comisión para el Cambio Climático de la ONU, el director ejecutivo de esta entidad, Giovanni Calderón Bassi, realizó una gira por regiones, en la que se entrevistó con distintas autoridades, con el fin de ayudar a construir capacidades instaladas, junto con definir las prioridades productivas y medioambientales de cada zona.
Aunque, todos estos esfuerzos por combatir el Cambio Climático son valorables, no bastan.
Si queremos generar cambios reales es necesario incorporar con fuerza a las universidades y a la ciudadanía en general. Esto con el fin de desarrollar soluciones que junto con combatir nuestra vulnerabilidad frente al Cambio Climático, ofrezcan valor de mercado para ser replicadas y, al mismo tiempo generen conciencia en las personas.
La Ruta Solar, lleva nueve años trabajando para potenciar las habilidades de jóvenes que quieran generar un cambio. Esto, por medio de desafíos, a través de los cuales se busca generar respuestas a temas claves de nuestra sociedad como la vivienda, el transporte y la educación, desde el foco de la innovación y el aprovechamiento de la energía solar.
Entre las principales actividades que desarrolla La Ruta Solar, destacan: Carrera Solar Atacama, una competencia que invita a universidades de todo el mundo a desarrollar vehículos eléctricos impulsados por energía solar, y Construye Solar, un programa que trabaja con alumnos universitarios de todo el país para desarrollar prototipos de viviendas sociales sustentables.
Durante estos nueve años La Ruta Solar ha trabajado con más de dos mil estudiantes de distintas especialidades y provenientes de diversos países, que motivados por generar un cambio hacia una sociedad más sustentable, han logrado hazañas increíbles.
Desde crear un vehículo eléctrico, que impulsado por paneles solares, puede recorrer 2.600 kilómetros entre Santiago y Arica, hasta exponer seis prototipos de vivienda provenientes de distintas regiones en Parque O’Higgins, que fueron vistas por miles de personas.
Así, son muchas los que trabajan diariamente para generar estos cambios y actividades como la Hora del Planeta o la COP25, deben ayudar a visibilizarlos hacia la ciudadanía con el fin de acercarlos aún más a estas temáticas.
¿Qué mejor forma de aprender sobre electromovilidad que probando un auto eléctrico y mirar al interior de su capó?
O ¿Por qué no aprender sobre técnicas para hacer un uso más eficiente de la energía en mi casa, visitando un ejemplo real de vivienda que me lo explique?
El interés está, pero debemos generar las instancias que inviten a todos quienes quieran ser un aporte a desafiar sus habilidades, con el fin de desarrollar tecnología y soluciones que permitan a Chile enfrentar su situación de vulnerabilidad frente al cambio climático.
Si ya es increíble unirnos una vez al año y celebrar la importancia del cambio climático apagando nuestras luces, por qué no lo hacemos a diario, con innovaciones provenientes de jóvenes y emprendedores chilenos que quieren cambiar el mundo y de pasada, lograr que el resto de la ciudadanía también quiera hacerlo.
La situación ambiental de Chile lo amerita. Debemos generar mayor conversación. Innovación local y una ciudadanía integrada a los esfuerzos realizados por el Estado para combatir el cambio climático.
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