Se promulgó finalmente el retiro del 10% de los fondos de pensiones como una ayuda urgente a la emergencia que estamos viviendo actualmente. Más allá de los entreveros políticos que comprometen la falta de conducción del gobierno, es probable que en las semanas siguientes estemos discutiendo de medidas tributarias para pagar la crisis, así como medidas de apoyo a las pequeñas y microempresas, y del Plan Paso a Paso que se comenzará a implementar. En ese sentido, la responsabilidad y gradualidad es necesaria, la que debe ser validada por las distintas instancias de participación que existen.
Todas estas son materias relevantes porque lo inmediato es apoyar en lo sanitario, económico y social a las personas y que las medidas sean adecuadas. No obstante, es pertinente hacer un llamado, con la misma fuerza, a preocuparnos y ocuparnos de los próximos 90 días, que son claves para la salida de la crisis y la construcción de un horizonte de país. Proponemos concentrarnos en tres grandes desafíos.
El primero de ellos, garantizar un plebiscito seguro y participativo. Es tarea política y técnica tomar las medidas para que se realice el plebiscito, para que la ciudadanía se pueda expresar masivamente por una nueva Constitución. El inicio de un proceso constituyente genera la esperanza de millones de chilenas y chilenos acerca de la construcción de un Chile justo, con derechos garantizados, con desarrollo sustentable, en que todos y todas nos sintamos parte del futuro.
El segundo objetivo que proponemos para estos 90 días es aprobar una reforma sustantiva del sistema de pensiones.
Un sistema donde lo central sea garantizar pensiones dignas, en que la solidaridad tenga espacio permanente y no esté basado sólo en la capitalización individual, en donde aumente la cotización mensual.
Un sistema donde las distintas entidades públicas y privadas de administración de los fondos de pensiones tengan una regulación adecuada, tanto en lo relativo a donde invertir, así como respecto de sus formas de financiamiento, utilidades y las decisiones de poder relacionadas con los fondos de todos los chilenos y chilenas.
Un tercer objetivo que proponemos para los 90 días es acordar e iniciar la implementación de un plan de empleo y recuperación económica.
Los niveles de desempleo actuales son altísimos, y la cifra de 11,5% no considera la caída de la fuerza laboral. Esto significa que, considerando la fuerza laboral de enero de este año, el desempleo podría aumentar al 28%. Esto es gravísimo y afecta a millones de familias, así como a la economía. Ello requerirá entonces un sólido programa de recuperación económica, donde la inversión en infraestructura y otras medidas reactivadoras son imprescindibles.
Los próximos 90 días son claves, cada uno de estos objetivos son binarios. Si no se alcanzan se agudiza la crisis, pero si se alcanzan se empieza a salir de ella y delinear un horizonte de esperanza para un mejor país.
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