Este domingo, las pancartas, carteles y vocerías de miles de chilenos y chilenas decían lo mismo: NO más AFPs. Lo vimos en Santiago, cuando empezamos a recorrer las calles, repletas de familias enteras sumándose con legítima razón. Lo vimos también en más de 40 ciudades del país. Porque, ésta sí que es una demanda transversal y afecta directamente, y muy directamente, a los 10.099.816 chilenos afiliados a alguna AFP. Y, para qué hablar de quienes ya están recibiendo, hace tiempo, pensiones miserables.
Desde la bancada de diputados DC este tema ha sido motivo de numerosas reuniones de trabajo, acciones concretas y hasta una propuesta que entregamos al gobierno, sumando proyectos y fiscalización en este ámbito. Efectivamente, se cumplió con una de las 17 promesas para los primeros cien días del gobierno, crear una Comisión Asesora Presidencial, conocida como la comisión Bravo.
Sin embargo, las conclusiones aún se encuentran sobre la mesa y no conocemos ni siquiera un anteproyecto que demuestre la señal política de querer modificar o cambiar este sistema que, tal como está, representa una de las peores pesadillas para los chilenos. Ello, porque implica terror a envejecer, terror a no tener las condiciones mínimas para vivir con dignidad, después de toda una vida de trabajo.
El Gobierno ha optado por no sintonizar, al menos es lo que apreciamos. Un ministro de Hacienda que pone freno de mano y que ni siquiera se abre a discutir. ¿Cómo es posible que no podamos comenzar a debatir una iniciativa al respecto en serio? Esto, como bien sabemos, es de exclusiva facultad del Ejecutivo, los diputados y senadores no podemos enviar un proyecto para modificar el sistema, pero sí podemos, por ejemplo, avanzar en cambiar aspectos constitucionales que nos abran la puerta para terminar con las AFps, y en eso estamos, tras la presentación de una reforma que comenzará a analizarse en la comisión de Constitución la próxima semana.
Lamento profundamente la falta de sintonía y empatía; lamento que ni siquiera se haya escuchado la demanda de la DC para evitar la disminución de las pensiones de quienes se aprestan a jubilar. Ello, tras la arbitraria publicación de tablas de mortalidad, por parte de las Superintendencias de Valores y Seguro y Pensiones. No hay sustento legal al respecto, obligación alguna para haberlo hecho de esa forma. Pedimos que se dejara sin efecto, presentamos un proyecto de acuerdo, la Cámara lo aprobó y como respuesta, sólo silencio en las instancias respectivas.
Levantamos la voz frente a las fusiones truchas de AFPs, incluyendo AFPs fantasmas, operaciones que sólo buscaban beneficios tributarios. Acudimos a todas las instancias, incluso al Ministerio Público. Hoy, afortunadamente, se ha iniciado ya el proceso de invalidación.
Pero suma y sigue, porque hay otros hechos y seamos claros. Se acaba de aprobar un proyecto, en primer trámite, que amplía aún más las facultades de inversión y “productividad” de las AFPs, permitiéndoles invertir en infraestructura sin normas de control, en completa opacidad y con cero transparencia. Inaceptable. Votamos en contra y pedimos que el senado lo rechace para resolver en Comisión Mixta .
¿Por qué los cotizantes no pueden decidir dónde se invierte?
¿Por qué no hay al respecto ningún margen de acción? Las AFPs destinaron parte importante de los recursos de todos los chilenos y chilenas a aportes reservados en las campañas, ¿le preguntaron a sus cotizantes a quien aportar o si querían aportar?
Al sistema, impuesto en dictadura, le entró agua al bote dirán algunos, es un camino sin retorno. el principio del fin. La verdad es que se trata de un sistema capitalista expropiatorio, así de claro. Un sistema que toma –y lo hace con carácter obligatorio- el capital de los trabajadores para controlar el sistema financiero e influir en los grandes agentes económicos, cobrando por administrar los ahorros de dichos trabajadores.
Aunque la rentabilidad sea negativa, las administradoras, siempre obtienen utilidades.
Las AFPs han sido un gran negocio para los mismos de siempre, pero un pésimo negocio para millones de chilenos. Hoy, según la Super de pensiones, la suma de los ahorros previsionales es de $112.673.743.000.000, esto es, más de 112 billones (millones de millones) de pesos. Estamos hablando de un gran botín, de una gran fortuna que le pertenece a los cotizantes, no a unos pocos que siguen lucrando con un sistema capitalista expropiatorio.
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