En estas elecciones 2021, la nueva presidencia que tomará el poder del país no sólo tendrá la misión de recomponer el daño económico y social provocado por la pandemia, sino también gobernar los últimos meses de la actual Constitución. Deberá ser una presidencia que no entorpezca la Convención Constituyente (CC), así como el ejercicio libre y soberano del poder constituyente regido en ello. Será la presidencia que estará mandatada a abrazar la nueva carta magna, acompañar el proceso de plebiscito de salida y, finalmente, firmar la Constitución del nuevo Chile y los cimientos del término del neoliberalismo clásico.
Constatar este hecho es de alta importancia considerando los resultados de las primarias y la indefinición de fuerzas de izquierdas y centro, ya que hasta la fecha, Gabriel Boric ha sido el único candidato que ha declarado su posición presidencial ante la CC: tener un rol de acompañamiento y no entorpecer el proceso constituyente (declaró estar a disposición ante la presidenta de la Convención, Elisa Loncon).
Existen 4 aspectos relevantes que me parecen cruciales para comprender la importancia de estas elecciones presidenciales -donde incluso puede ser el último régimen presidencialista de Chile- y se basan en las fuerzas políticas actuales:
1. El oligopolio neoliberal y sus partidos que buscan frenar los cambios económicos, políticos y sociales que emergerán de la CC, a través de la candidatura de Sebastián Sichel
2. Los partidos del centro (centroizquierda también denominados), los cuales evidencian pérdida de poder de gobierno ante Apruebo Dignidad y las fuerzas de izquierdas desde Lista del Pueblo entre otros, así como una intención de modificación de cambio constitucional sin llegar a un cuestionamiento neoliberal per se
3. Las fuerzas de izquierdas no partidistas como Lista del Pueblo y otras facciones, las cuales emergen particularmente a través de la CC y buscan un cambio estructural antineoliberal, así como un cuestionamiento presidencialista y partidista del Chile actual
4. Por último, Apruebo Dignidad y la alianza FA-PC, la cual propone el mismo camino de Lista del Pueblo, con la salvedad de que ha definido una disputa presidencial, eligiendo a Gabriel Boric como herramienta presidencial
La CC y la nueva carta magna -en proceso de germinación- interpela a estas 4 fuerzas o aspectos, ya que los cambios constitucionales van encaminados al abandono del sistema neoliberal, a la valorización de los recursos naturales de nuestro país, a las garantías del derecho en salud y educación, a las garantías de equidad de género, al feminismo, término del oligopolio, regionalismo y junto con ello, la definición de un posible nuevo régimen de gobierno.
La figura de Sebastián Sichel debe ser mirada desde ésta óptica constitucional, y por ende, es dable asumir que no será el presidencialismo que acompañará estos procesos de cambio estructural. Las fuerzas oligopólicas chilenas mantendrán -una vez más en la historia del país- las estrategias para someter a Chile bajo la mirada mercantil, y claramente, no permitirán que el Plebiscito de Salida tenga la luz que todos y todas deseamos. Sebastián Sichel en ese sentido, tendrá la misión tácita de entorpecer el cambio constitucional.
La 2ª fuerza ha resistido cambios estructurales por diversos motivos. Por un lado ha sido una fuerza histórica que ha generado procesos de diversos cambios, sometidos finalmente a la Dictadura. Han sufrido diversos procesos postdictadura, que han llegado a un punto de no retorno, donde más que ser los llamados a cambiar el modelo, lo ejercieron -probablemente con el sentido de cambiarlo por dentro-, para ser los primeros en ser criticados por aquello. Advierto la búsqueda de ese cambio social en su interior, y he ahí donde Gabriel Boric apela para la unión de este camino presidencial.
La Lista del Pueblo y las fuerzas no partidistas de las izquierdas reflejan el total y completo descontento del modelo, sin embargo, también evidencian una crítica ante todo el sistema partidista y presidencial. Se cuestiona el establishment en general, incluso entre las mismas facciones de izquierdas. Esta fuerza tiene completo sentido en el proceso constituyente actual y demuestra la esencia del poder constituyente, espacio de acción político natural en ello. Mi punto en esta fuerza, es que quizás no han logrado visualizar que la nueva presidencia es una herramienta única para cerrar esta etapa chilena. En este caso, la candidatura de Gabriel Boric.
Atendiendo lo anteriormente señalado, me parece sumamente relevante valorar la nueva presidencia, la cual deberá ser completamente antineoliberal, facilitadora de un nuevo sistema de gobierno y de garantías de derechos a todos y todas.
Unificar para gobernar, y gobernar para que el poder constituyente nos entregue una nueva Constitución, y comience un nuevo Chile. ¿asambleismo? ¿semipresidencialismo? ¿parlamentarismo? Un último presidencialismo para el cambio Constitucional.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado