Chispita y Francisco en el Gam

En la sala oscura se escucha un balido de oveja, que da paso a una entretenida presentación de Francisco, quién relata cómo una perra llamada Chispita es capaz de proteger a su rebaño de los perros que vagan por la localidad.

Francisco y su equipo trabajan en la oficina de Área de Quinchao, en Chiloé, y han perfeccionado una antigua práctica tecnológica campesina, que consiste en criar a un perro como si fuera una oveja.

Cuando nació, Chispita fue alimentada por una oveja con los ojos vendados, y luego fue tratada como tal, siempre fuera de la casa. Ahora Chispita vive con el rebaño en un predio campesino localizado cerca de un vertedero, y avisa cuando se acercan los depredadores. Los resultados han sido tan positivos que empiezan a ser replicados por otras familias, en otras localidades.

Esta tecnología, unida a políticas de tenencia responsable de mascotas, puede ser una eficaz medida contra la matanza de ovejas y de otros animales domésticos por parte de depredadores, hoy día un flagelo que vive la agricultura campesina en todo el país.

La escena se desarrolla en el Centro Cultural Gabriela Mistral de Santiago: se trata de la fase final del concurso Funciona 2016, organizado por el Servicio Civil y el Laboratorio de Gobierno, en donde INDAP competía con otros once servicios del Estado que tienen innovaciones que mostrar en el área de las políticas públicas.

Francisco se enfrenta con programas públicos que utilizan innovaciones del tipo “rocket science”, vale decir, que se basan en la informática y en otras tecnologías de avanzada para mejorar la calidad de los servicios que el Estado presta a los ciudadanos. Y ha sido capaz de lograr el tercer lugar en esa competencia. Al salir del evento nos preguntamos cómo ha sido posible lograr esta pequeña hazaña.

Creo que Francisco supo comunicar una experiencia profundamente humana, que generó una emoción entre el jurado y entre quienes asistían a esta competencia. Al terminar su presentación se produce una ovación, y al salir a tomar el café, en el descanso de media mañana, muchos otros competidores se acercan y lo felicitan. Finalmente, cuando más tarde se sabe que INDAP ha obtenido el tercer lugar, se produce otro aplauso cerrado.  

Sencillez, emoción, conexión con la gente, compromiso con el trabajo bien hecho, una buena idea. Esas palabras quizás explican este resultado. De todos los competidores que se dan cita en el GAM, Francisco es el único que viste una chaqueta institucional. Y su forma de expresarse refleja bien el espíritu de tantos funcionarios de INDAP que hacen un abnegado trabajo en todos los rincones de Chile, en beneficio de miles de pequeños productores.

Es pertinente reflexionar sobre este hecho porque hoy en día es muy importante reconocer el trabajo que hacen los servidores públicos. La inmensa mayoría de ellos entregan lo mejor de sí, día a día, para mejorar la vida de nuestros compatriotas. Es cierto que a veces los trámites demoran, que algunos funcionarios no dan el 100 por ciento en su trabajo o cometen  errores. Sin embargo, ¡cuántos aportes positivos hacen los trabajadores del Estado para lograr el bien común!  

Eso es lo que he podido comprobar en estos tres años trabajando en INDAP.  En cada localidad, en cada reunión, en cada inauguración, he constatado la enorme cercanía que existe entre los funcionarios del Instituto y nuestros agricultores.  En cada emergencia (que en estos años han sido muchas) he comprobado la dedicación, el esfuerzo y el compromiso de estos funcionarios, el que se materializa también cuando las cosas funcionan normalmente y sólo hay que cumplir con las tareas cotidianas.

Otro rasgo interesante de nuestros funcionarios es que la inmensa mayoría de ellos quiere mejorar, como lo prueba este concurso Funciona. En el caso de INDAP, las innovaciones han sido muchas: 13 proyectos presentados al concurso Funciona 2016 (de un total de 140 iniciativas presentadas por 57 servicios públicos), a lo que se suman muchas otras innovaciones que se han realizado en estos años y que no necesariamente cumplían con las exigencias de dicho concurso, pero que no por ello son menos relevantes. 

Al escuchar las presentaciones de los otros equipos competidores se advertía el mismo espíritu: apertura al cambio, innovación, interés por ahorrar recursos públicos, ganas de hacer bien las cosas.  Felicitaciones para el Servicio Civil y el Laboratorio de Gobierno, que organizaron este certamen, así como para todos los equipos que compitieron en él. Felicitaciones para el Ministerio de Desarrollo Social y para el Instituto de Previsión Social, que ganaron el primer y el segundo lugar.

Aprovechando la experiencia de Francisco y de Chispita, creo que corresponde hacer esta reflexión para reivindicar a todos quienes trabajan para el Estado, en esta época en que todos opinan y en que el servicio público es denostado y minimizado.

Por algo una de las fortalezas del país en las mediciones internacionales de competitividad (Ranking ICG) reside en sus instituciones, indicador que en un 75% depende de las instituciones públicas.  Aunque no siempre se ve (o mejor aún, aunque algunos no lo quieren ver), el asunto es bastante simple: no tendríamos el país que tenemos sin los servidores públicos como los que tenemos en Chile. 

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