Convencionales constituyentes en situación de discapacidad

Aunque llegó tarde, la Ley 21.298 posibilitó un hecho histórico: Que los partidos políticos y las listas de independientes tuvieran la obligatoriedad de incorporar entre sus candidatos para la elección de convencionales constituyentes a quienes estamos en situación de discapacidad.

La medida adoptada favorece enormemente nuestra participación política, considerando que, probablemente, no hubiéramos llegado a la papeleta de no ser por la normativa. Sin embargo, dadas nuestras características personales hemos sido etiquetados como representantes de la discapacidad; aunque de acuerdo al sistema por el cual se organizan los comicios de convencionales constituyentes y el gran número de aspirantes que se presentan por cada distrito, pensar que un postulante resultará electo sólo por representar a un grupo social, no es más que una quimera.

Sin lugar a duda, podemos contribuir con un enfoque original y legítimo en la elaboración de una nueva Constitución, no sólo con ideas y propuestas exclusivas del ámbito de la discapacidad, pues muchos contamos con los conocimientos y las experiencias necesarias para contribuir en asuntos constitucionales que son de interés público.

Es preponderante que los candidatos en situación de discapacidad pongamos las cartas sobre la mesa respecto de asuntos diversos, obviamente, sin dejar de lado el abordaje de las brechas que día a día enfrentamos por las barreras que nos impone el entorno.

Por otra parte, quienes postulamos a redactar una nueva Carta Magna y enfrentamos una discapacidad no somos contrincantes entre sí, aun cuando estemos representando al mundo independiente, de centro, de derecha o de izquierda; puesto que uno de nuestros principales objetivos es posicionar temas asociados con la accesibilidad, el diseño universal y la inclusión social en un nuevo texto. Para ello, es imprescindible que los postulantes con alguna limitación física, sensorial, psíquica o mental que resulten electos podamos trabajar unidos para contribuir en la construcción de un Chile más inclusivo y alcanzar los acuerdos que permitan esta meta.

Obviamente, debemos alinearnos con las demandas ciudadanas que desencadenaron este proceso constituyente, atendiendo a aquellas problemáticas que van más allá de la discapacidad.

Hago entonces un llamado con mucha humildad a que todos los aspirantes en situación de discapacidad trabajemos unidos, tanto en la campaña como en la redacción de una nueva Constitución. Lo anterior, para que avancemos hacia una inclusión plena y efectiva y para que Chile conozca nuestras capacidades y los aportes que podemos entregar a temas diversos relacionados con el bienestar de los ciudadanos de nuestro país.

Tengamos presente que éste es el inicio de un tremendo cambio que podemos generar desde nuestra participación en la política, que parte con nuestras actuales candidaturas, continua con nuestra presencia en la redacción de una nueva Carta Magna y puede ampliarse también a las próximas elecciones parlamentarias, considerando a aquellos postulantes que no logren ser electos en las votaciones del 11 de abril, pero que podrían proyectarse para los comicios de diputados de fines del presente año.

Hoy más que nunca podemos soñar y trabajar por el Chile que queremos, el Chile que no excluye, el Chile que elimina las barreras que generan la discapacidad, el Chile de todos.

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