Elecciones en el PPD

Tres listas disputan la elección interna de dirigentes nacionales del PPD: “Chile, mejor a la Izquierda”, es liderada por el senador Jaime Quintana. La diputada María Antonieta Saá preside la lista “PPD para el nuevo Chile” y Fernando Bórquez, encabeza una tercera opción con el lema “Los Indignados”. A su modo, cada cual busca motivar a los militantes para marcar sus preferencias en medio de un complejo contexto político, con encuestas que cuestionan de manera profunda el quehacer de los partidos.

La elección nacional del PPD no busca dirimir cuestiones domésticas ni procedimentales.Están puestos en el tapete problemas políticos sustantivos.

En la elección del 2010 se produjo en consenso en torno a la ex Ministra Carolina Tohá, en parte para prevenir su eventual derrota ante el diputado Auth y porque no estaba claro que ninguno de los dos obtendría mayorías muy superiores. El riesgo de que una parte del PPD se abocase a una cierta oposición interna era evidente. Los grupos en disputa convinieron entonces una fórmula salomónica y se estableció un consenso discutible.

La disputa se trasladó a la mesa de Vicepresidentes y el senador Girardi emergió como primer Vicepresidente. El tema político sustancial, a pocos meses de la derrota presidencial del 2010 quedó subsumido.

El resultado de dicho consenso ha sido, finalmente, precario para el PPD.Los procesos verdaderos han sido subterráneos y no ha sido, precisamente, la confianza la que ha primado en el desarrollo del partido.

El debate político transcurrió en sordina: para unos, herederos del establishment concertacionista, lo principal era defender a ultranza el “proyecto concertacionista” y sobre todo preservar lo obrado. La visión autocrítica demoró mucho en emerger y sólo se hizo evidente al calor de las grandes movilizaciones sociales del 2011.

De hecho, la Directiva Nacional, reunida en Algarrobo a mediados del año pasado permitió iniciar un giro muy lento en las posturas del PPD, siendo la propuesta de una “convergencia democrática” la mejor que el partido pudo levantar ante sus socios de la concertación en el marco de un nuevo (y alicaído) aniversario de la Concertación.

Una gran mayoría del PPD ya estaba crítica desde antes de la elección presidencial. La derrota aceleró la convicción de que la concertación había entrado a un cierre de su ciclo histórico. Esta idea fue resistida por parte de la mesa nacional y se reclamó permanentemente lealtad y convicción con el proyecto político.

Y mientras algunos afirmaron la necesidad de un ir a un Frente Amplio de Oposición, otros/as mantuvieron por largo tiempo la idea de sostener a la Concertación como “eje” del movimiento democrático.Pero el país estaba en otro escenario y cuando los estudiantes salen a las calles, decenas de militantes del PPD salieron con ellos, no solo a protestar sino para expresar su desencanto con el sistema político.

En enero del 2012 se pudo realizar finalmente un anhelado Consejo Ideológico, postergado por varios meses. Un amplio sector del partido presionó fuertemente por su realización y 300 delegados acordaron dar un giro crítico hacia la izquierda…sin apellidos, y con la decisión de volcar al PPD en la lucha social y política para reemplazar el modelo neoliberal.

Ningún antiguo defensor del liberalismo social o de mercado participó en estos debates, y la ambigüedad ideológica que el PPD arrastró por varios años fue superada en dicho evento político.

No es casualidad entonces que un amplio segmento del PPD busque identificarse con la idea de que “Chile, es mejor a la Izquierda”. Esto marca un sello político. Es lo que representa un senador que proviene de regiones, que no forma parte de las élites tradicionales del PPD, como es Jaime Quintana, con un pasado bastante proletario.

La legisladora Saá es parte de una tradición histórica que viene desde los años 80, en la lucha contra la dictadura. Y Bórquez representa el esfuerzo de un sector interno del PPD que quiere marcar un sello autonomista respecto de los grupos hegemónicos.

Cualquiera sea el resultado, lo cierto es que la nueva Dirección Política deberá tener presente ahora la Nueva Declaración de Principios, que será sometida a Plebiscito el mismo día de la elección.

Es un hecho muy relevante, pues se señala con claridad que el PPD debe encarnar ahora una concepción de “izquierda, democrática, progresista y paritaria” y surge la tarea –sin apelación- de trabajar por el reemplazo del modelo neoliberal, con la idea de hacer emerger una “sociedad con mayor igualdad de resultados y más justa”.

Corresponderá también a la nueva Dirección Política enfrentar el desencanto ciudadano, la desafección militante con la concertación, la distancia partidaria con los movimientos sociales y adoptar mayores y sólidos compromisos en aras de democratizar nuestra democracia.

Lo que elijan los militantes del PPD el domingo 13 no será sólo un grupo más de dirigentes: se dará forma a un proceso político que abra un nuevo ciclo para las fuerzas de oposición. Y para ello se requiere el coraje de poner el candado a la puerta de una casa que hay que cerrar definitivamente: la Concertación de Partidos cumplió su ciclo. Ahora es el tiempo de un nuevo movimiento democrático de masas.

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