Incomprensible

El viernes 2 de Febrero se desató una terrible y dolorosa tragedia en la Región de Valparaíso, en particular, Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y otras comunas, dentro y fuera de la V Región, sufrieron el impacto de incendios nunca antes registrados. La autoridad reaccionó declarando el Estado de Emergencia y decretando toque de queda.

Miles de chilenos y chilenas, familiares de aquellas personas que perdieron la vida o cuyas casas fueron calcinadas, bomberos, trabajadores de Conaf, de los municipios y los servicios públicos, funcionarios de la Armada y Carabineros, con un coraje que les enaltece, detuvieron las llamas y lograron contener el devastador avance de los incendios.

El Presidente Gabriel Boric llegó prontamente al lugar de la catástrofe, junto a ministr@s y subsecretari@s, el Gobernador de la Región, alcaldesas y delegad@s regionales y provinciales, como parlamentari@s han estado en terreno respondiendo a la comunidad y llevando una palabra de aliento. Se instalaron los organismos de coordinación y seguridad. El Estado se movilizó con los recursos que tenía a su alcance.

Las imágenes trasmiten la increíble dimensión del descalabro provocado por las llamas y temperaturas irresistibles. El suelo plagado de escombros calcinados por los incendios. Hileras de automóviles convertidos en chatarra y cenizas indican lo terrible que fue tratar de escapar y quedar atrapados sin opción de sobrevivir.

Lo más doloroso son hombres y mujeres, con sus niños y niñas, también hay jóvenes y algunas mascotas sobrevivientes, en medio de esa tierra inerte donde antes tenían su hogar, ahora quedan restos quemados de lo que fueron sus casas, muchas de ellas levantadas en años de trabajo que se redujeron a nada.

El Estado tendrá que hacer un esfuerzo sin precedentes. Cualquier cálculo de costos de la reconstrucción es prematuro. Las dimensiones de la labor a desarrollar es hoy inabarcable. La tarea durará años, pero ahora es fundamental que las familias que perdieron sus hogares no queden solas. Esa es la tarea de las tareas.

En esa desolación es incomprensible que no se haya postergado el Festival de Viña del Mar. Se dice que los contratos no podían suspenderse, pero es recontra evidente que se trata de una tragedia indescriptible, lo que los contratos llaman "fuerza mayor". De hecho una de las "estrellas" del Festival canceló su participación por razones personales.

Tampoco son edificantes las promesas de futuras donaciones, casas y otras ayudas que pertenecen al ámbito privado y no deben ser usadas con otros fines. Incluso, una serie de avisos televisivos convierten ese propósito en simple publicidad. La tragedia no puede usarse como recurso publicitario.

El poderío comercial de la farándula no puede ni debe estar por encima de la dignidad de las familias, de la movilización social para ir en su ayuda, de la concentración de recursos públicos y privados que se hagan cargo de una situación definitivamente angustiosa, una tragedia que cierra los horizontes a cualquier persona, incluyendo a los más fuertes, pero que son superados por la violencia extrema de la catástrofe.

Lo esencial es el respeto a la dignidad de las familias y su derecho a contar con el apoyo que legítimamente solicitan, un techo que les cobije, alimentación adecuada y vestuario digno, a tales demandas el Estado debe ser capaz de dar una pronta respuesta, que supere las trabas burocráticas, como también tienen derecho a no ser utilizados con otros fines, que hagan todavía más desoladora la tragedia que les toca vivir.

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