El proceso constituyente está en marcha y es una oportunidad para las minorías que creemos en el diálogo, poner el acento en el fortalecimiento de los derechos fundamentales y de la propia democracia.
Tras una primera etapa de difusión de esta iniciativa, ahora se avanzó hacia la inscripción y realización de los denominados ELA (Encuentros Locales Autoconvocados). Como es natural, existen distintas opiniones sobre la fórmula elegida por el Ejecutivo para impulsar la elaboración de una nueva Constitución. Más allá de la polémica, estas instancias de debate representan por sí solas una oportunidad para promover el diálogo y el intercambio de ideas entre los chilenos.
Reunirse para conversar y debatir sobre los derechos, deberes, valores, responsabilidades e instituciones del Estado, es también un estímulo al reencuentro entre quienes tienen diferencias e incluso, como veremos, entre quienes provienen de creencias muy distintas.
Un ejemplo de esto es la reunión que sostuvieron hace algunos días -en el Estadio Israelita- representantes de diferentes credos religiosos para coordinar la realización de un ELA que permita el intercambio de ideas entre las distintas religiones presentes en el país.
Qué mejor ejemplo del valioso espacio abierto. Como representantes de una de las minorías con mayor historia y raigambre en Chile, creemos que se ha sabido leer bien la ansiedad que como chilenos tenemos de participar, de que se escuche nuestra voz.
La contribución, más allá de lo que se recoja de estos encuentros, es evidente al crear una instancia que sin duda contribuirá a estrechar vínculos, a fortalecer el respeto mutuo y promover el diálogo constructivo, aspectos fundamentales para una sociedad como la nuestra, que en el último tiempo ha ido perdiendo la capacidad de escucharse y debatir con argumentos.
Como Comunidad Judía de Chile hemos promovido la realización de dichos encuentros, porque consideramos que la participación ciudadana en estas instancias de discusión pública es una manera concreta de interesarse y trabajar por fortalecer nuestra democracia.
Por lo mismo, estamos gestionando la organización de varios encuentros con distintos públicos, donde se dialogue sobre temas tan relevantes como el fortalecimiento de los derechos fundamentales, el respeto a la diversidad, la no discriminación y la no incitación al odio, entre otros.
En la medida que los chilenos tengamos la voluntad de hablar personalmente y sin tapujos de estos temas, podremos tomar mayor conciencia de la importancia de promover y poner en práctica aquellos valores positivos que nos permitan vivir en una sociedad mejor, en la que prime el bien común, la integración y la solidaridad.
Debemos ser capaces de aprovechar esta oportunidad de mirarnos a los ojos, de intercambiar puntos de vista sin temor a ser rechazados, en la que podamos compartir nuestros anhelos y esperanzas y, por qué no, también nuestros temores e inquietudes.
Ejercicios de este tipo suponen un aporte real para mantener una convivencia pacífica, valorar a las minorías y la diversidad social del país y la búsqueda de acuerdos, dejando sin margen de acción a aquellos grupos que intentan infundir odio, prejuicios, practicar la violencia y que no creen en un Chile que nos incluya a todos, y donde todos tengamos igualdad de oportunidades.
Para la Comunidad Judía de Chile, la participación en los ELA es una forma de demostrar que nos interesa el futuro de Chile, y es una gran oportunidad de sentirse parte, siendo un anhelo tan compartido por todo nuestro pueblo chileno, que necesita volver a creer que podemos construir juntos un futuro mejor para nuestros hijos.
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