En un rotundo y concluyente informe titulado "El Apartheid Israelí contra la población palestina. Cruel sistema de dominación y crimen de lesa Humanidad", Amnistía Internacional ha sentenciado que en Israel y en los territorios palestinos ocupados se comenten crímenes de lesa humanidad como es el apartheid, la persecución y la tortura. Esto se suma a los informes de Human Rights Watch, B'tselem (respetada ONG de DD.HH. israelí), lo dictado por el Tribunal Russel, relatores de ONU, la Universidad de Harvard, entre otros, que señalan la institucionalización de la discriminación israelí.
No sólo hablamos de flagrantes violaciones a los derechos humanos, hablamos de que "la única democracia en Medio Oriente", como se hace llamar Israel, realmente es "la única Sudáfrica del siglo XXI".
Sin embargo, el apartheid ha llegado a los ciudadanos chilenos de origen palestino. Se ha transformado en un verdadero problema y temor para los 500.000 chilenos que tienen raíces palestinas visitar a sus familias. El Estado de Israel deporta arbitrariamente de forma sistemática a ciudadanos chilenos que viajan a Palestina, muchos de ellos sufren vejámenes en el aeropuerto, viviendo la humillación y el racismo. Chile reconoce a Palestina como un Estado independiente y soberano. ¿Por qué Israel niega el ingreso a un Estado diferente al suyo? ¿No son gestos diplomáticos los que manifiesta Israel deportando ciudadanos chilenos? También Israel ha confiscado ilegalmente terrenos de ciudadanos chilenos que detentan propiedades en Cisjordania, en la Palestina ocupada.
El Presidente Gabriel Boric, más allá de la forma, ha respondido a los DD.HH. y a sus propios ciudadanos chilenos.
Frente a tal escenario han tratado de señalar que se trata de antisemitismo. En una entrevista en el medio Ex-Ante, el comisionado de la OEA Fernando Lottenberg afirma que "tomamos de base una definición de la Asociación Internacional del Recuerdo del Holocausto (IHRA) que dice que considerar que Israel es un estado racista o de apartheid es un comportamiento antisemita"(1).
Esto quiere decir que Human Rights Watch, ONU, Amnistía Internacional, la Universidad de Harvard, B'tselem (ONG israelí), Jimmy Carter -expresidente de EE.UU.- y un sinfín de organizaciones y figuras políticas sean declaradas como antisemitas con objeto de cancelar y callar a los críticos de Israel.
Cabe recordar que la Corte Penal Internacional, por comenzar un proceso en contra de Israel, fue declarada antisemita por un exprimer ministro de dicho país. Emma Watson, por el hecho de escribir "la solidaridad es un verbo" junto con banderas palestinas de fondo, fue tildada de antisemita por Danny Danon, exembajador de Israel ante Naciones Unidas. El mismo Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea, por ajustarse a las resoluciones de la ONU, exigiendo que se etiqueten los productos que provengan de colonias ilegales israelíes en territorio palestino, fue tildado de antisemita.
A la lista se suman Dua Lipa, Hannah Arendt, Desmond Tutu -premio Nobel y símbolo de la paz en el mundo-, es un suma y sigue. Cuando todo es blanco, nada es blanco.
El antisemitismo, que hoy en día se identifica con la actitud discriminadora y de odio contra el judaísmo, debe ser condenado tajantemente. Sin embargo, se ha instalado un chantaje retórico y emocional: el falso hilo conductor entre las críticas al Estado de Israel y las prácticas de la Alemania nazi. Es intolerable, que las legítimas críticas a un Estado, que se encuentran protegidas por el derecho internacional, se intenten acallar equiparándolas con discursos de odio a un determinado colectivo religioso o étnico.
La lucha del pueblo palestino frente al exterminio físico y político que sufren, junto con el despojo de sus tierras a través de una limpieza étnica, no puede ser tildada de antisemita.
El judaísmo se debe proteger y el Holocausto se debe conmemorar, para que nunca se vuelvan a cometer ese tipo de atrocidades. Por lo mismo, no debe caer sobre uno el rótulo de antisemita frente a las legítimas críticas a un Estado, en el cual se cometen crímenes de apartheid y persecución, en donde hasta el día de hoy no se ha dejado de construir colonias ilegales en territorio palestino ocupado, desplazando y asesinando a su población nativa, cometiendo crímenes de guerra y de lesa humanidad, produciendo un dolor inconmensurable en la vida de los palestinos.
Israel en los últimos 20 años ha asesinado a más de 3.000 niños palestinos. Callar a las voces defensoras de los DD.HH., en otros tiempos, produjo catástrofes.
asasas
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