Hace algunos días la presidenta del Partido Regionalista Independiente, Alejandra Bravo, dejó entrever a través de Twitter que los voraces incendios que afectan a nuestro país eran una especie de “castigo divino” por la despenalización del aborto. Una chifladura dentro de una sociedad democrática y laica. Pero lo que intento remarcar aquí, como ejercicio intelectual, es la inconsistencia de tales dichos con la literalidad misma de la Escrituras; hacer notar que los argumentos religiosos cuyos fundamentos descansan en la Biblia son manifiestamente frágiles.
El argumento fuerte al cual se recurre es un pasaje que se encuentra en Jeremías (Je 1:4-8), en que “Dios” dice: “Antes que te formase te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué”. Es curioso que este enunciado se tome frecuentemente para considerar al feto como un ser humano completo desde su principio, puesto que el contexto en que esta se despliega no tiene nada que ver con fetos o nasciturus: Fue pues palabra de Jehová a mí diciendo, “antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué, te di por profeta a las gentes” . Y yo dije : “¡Ah!, ¡ah!, ¡Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño”. Y díjome Jehová: “No digas soy niño, porque a todo lo que te enviaré irás tú, y dirás todo lo que te mandaré. No temas delante de ellos, porque contigo soy para librarte”.
Aquí, simplemente Jeremías está afirmando su autoridad como profeta mediante recursos poéticos. En otras palabras, Dios mismo planeó que él fuera profeta, aún antes de que él naciera. Concluir de tal pasaje algo relacionado sobre aborto y fetos es una interpretación derechamente abusiva.
Lo más cercano a una condena referente al aborto se encuentra en el capítulo 21 del Éxodo (una especie de declaración de la ley de los antiguos israelitas). Pero incluso allí, se consideraba los fetos como entes que aún no alcanzan la constitución de un ser humano completo. En tal retazo del libro sagrado se dice que el castigo por el asesinato es la muerte; sin embargo, se indica también que si se le causa un aborto a una mujer embarazada la pena corresponde sólo a una multa que deberá pagarse a su esposo.
En síntesis, la tipificación penal del asesinato conforme a la santa biblia no incluye a los fetos. “Cuando en una pelea entre hombres alguien golpee a una mujer encinta haciéndole abortar, pero sin causarle ninguna lesión, se impondrá la multa que reclame el marido de la mujer, y la pagará ante los jueces”.
Así, si existe un creyente que base sus propias convicciones religiosas en la palabra sagrada de las Escrituras no podría considerar a un feto como un ser humano completo, puesto que no existe pasaje alguno que asimile a un feto al mismo nivel de un ser humano.
Y desde otra perspectiva, si un creyente utiliza argumentos basados en interpretaciones forzadas para fundamentar exteriormente sus propios juicios morales ya preconcebidos, lamentablemente está siendo desleal consigo mismo.
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