El loco y el león

Han sido dos semanas duras para los enfermos psquiátricos. La imagen que dio la vuelta al mundo fue la de un joven, Franco Luis Ferrada de 20 años, que por un supuesto delirio místico, decidió arrojarse a la jaula de los leones en el siempre cuestionado Zoológico Metropolitano de Santiago.

Las Redes Sociales se llenaron de comentarios contra esta persona, deseando la "muerte al loco", y de paso, apedreando en la "plaza pública" de las redes sociales al guardia que aplicó el protocolo de seguridad, intentando salvar a este temerario “mesías”.  Vimos incluso a una famosa estrella de series declarando, “un idiota salta en una jaula, por su propia voluntad, es atacado, ¿y los leones terminan muertos?

¿Qué pasó en Chile que miles perdieron todos los cabales frente a un enfermo psiquiátrico?

Estamos claramente frente a un caso de discriminación que bajo mi punto de vista tiene varias causas. Una de ellas viene de los propios médicos, que por muy instruidos que sean en cirugía o medicina interna, tiende a subvalorar las enfermedades mentales. Así, todos quienes trabajamos en el área de la salud, hemos vivido la situación de ver a un paciente con una crisis de pánico, un intento de suicidio o una crisis conversiva, que es maltratado psicológicamente, e incluso físicamente, por personal de salud que no considera que eso es una enfermedad tan real como tener un infarto o una apendicitis.

La discriminación también viene a la hora de presentar una licencia médica. Trabajadores, empleadores y prestadores de salud entienden un permiso de ausencia por fractura de pierna u operación de vesícula. Pero, ¿cuántas veces no hemos pensado que quien está con licencia por depresión es simplemente un flojo?

Otro motivo para pedir la muerte de Franco es la ignorancia sobre las causas de un trastorno psicótico, el cual puede sucederle a cualquier persona, y  tal como un infarto, puede tener muchas causas. Enfermedades autoinmunes como el lupus, medicamentos como los corticoides, tumores cerebrales, formas graves de hipotiroidismo o enfermedades infecciosas como la sífilis. Todas tratables. Otra causa de una psicosis es la esquizofrenia, una enfermedad psiquiátrica tan tratable que incluso está en el AUGE.

Así, cualquiera sea el origen de la psicosis, quien lo padece no es una persona legal ni médicamente responsable de sí mismo, y la sociedad debe hacer lo posible por salvarlo, incluso contra su voluntad. Esto no hace más que enaltecer a quien buscó defender la vida de Franco, teniendo que dolorosamente disparar a dos leones muy
queridos para el zoológico. La preocupación del ser humano por respetar  y proteger conscientemente a otras especies, ennoblece.        

Lo que no nos enaltece es tratar a personas con enfermedades mentales como ciudadanos de segunda categoría, ​refiriéndonos a ellos como idiotas,  mereciendo incluso ser devorados por leones, atropellados por el metro o grabados mientras saltan de un edificio sin que a nadie le importe. 

Una enfermedad, en cuanto interrupción del funcionamiento normal de un individuo, merece toda nuestra compasión  y auxilio. Durante décadas fueron discriminados los pacientes con lepra, luego aquellos con SIDA, los con discapacidades visuales o auditivas, así como también los obesos. 

A la larga, no existen enfermedades mejores o peores. Justas o injustas. Merecidas o inmerecidas. Todos son una carga dolorosa que el paciente debe sobrellevar. No cometamos entonces hoy, la misma injusticia de discriminar ahora a quien padece depresión o quizás esquizofrenia, ni hagamos sentir distinto a quien es igual: en dignidad, en derecho e igual en su merecimiento de nuestra compasión y respeto.

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