Esta columna no pretende ser un balance, pues aunque estemos finalizando esta administración en salud, el recuento no se ajustaría al espacio disponible. Pero en estas líneas sí quiero transmitir el sentido que ha inspirado a esta gestión, que ha sido sentar las bases para una nueva salud pública, más digna, eficiente, oportuna e integral.
No procuro señalar que esto se haya logrado completamente, pues los males históricos no se resuelven en cuatro años, pero podemos afirmar con toda seguridad que los avances y resultados mostrados nos avalan para decir que estamos en la dirección correcta.
El sentido de una nueva construcción social de la salud no se vincula a concebir la salud como un bien de consumo sino como un derecho, y eso implica concebir también una sociedad distinta, más solidaria, equitativa y justa.
Chile sigue siendo un país de grandes desigualdades y la cara más triste de estas diferencias es la inequidad en salud, en acceso y en resultados. Ésa es la apuesta de Salud en este Gobierno, en la construcción del plan de salud más ambicioso en la historia de Chile, no sólo en recursos financieros sino también en gestión. Una apuesta que involucra a los ciudadanos, que apunta a la construcción de futuro y que requerirá del paso del tiempo y del juicio de la historia para valorar lo realizado.
Nos hemos atrevido a enfrentar al otro Chile, ese que pocas veces se ve en los medios de comunicación, a las necesidades de las poblaciones más vulnerables, del más postergado. Enfrentamos con valentía y decisión cifras de tiempos de espera que nunca habían sido transparentadas, cifras de déficit de inversión en salud y otras tantas; pero también contamos con planes para enfrentarlas y con resultados que hoy se pueden exhibir en obras concretas a lo largo de todo Chile. Ciertamente, no hemos resuelto en este período los déficit históricos de nuestro sistema de salud, pero hemos sentado las bases para una nueva salud pública e iniciamos procesos que esperamos se transformen en Políticas de Estado, como por ejemplo la disminución de los tiempos de espera para problemas no GES, o la innovación en salud creando la Unidad de Gestión Centralizada de Quirófanos, así como también luchamos día a día para terminar con las sociedades médicas al interior de nuestros hospitales.
Cumplimos la meta de dejar más de 4 mil médicos y odontólogos formándose, incrementamos los médicos generales de zona en el nivel primario de salud, aumentamos los médicos especialistas en las redes asistenciales y también promulgamos seis leyes laborales para otorgarle mayor dignidad a miles de funcionarios de la salud pública, iniciando el mayor proceso de encasillamiento en la historia de Chile. Realizamos la mayor inversión en infraestructura sanitaria con 23 hospitales construidos, 23 en construcción, 12 en licitación y 18 en estudio, junto a cientos de nuevos establecimientos de atención primaria que están dotados con equipamiento de alto estándar y con personal de salud acordes para entregar una mejor atención.
También acrecentamos la capacidad de la atención primaria para resolver problemas de salud tanto de urgencia como electivos, incorporando nuevas tecnologías como la telemedicina que se ha incrementado fuertemente en estos cuatro años. Eso, sumado a esta nueva infraestructura, hace más estimulante trabajar en la salud pública. Ejemplo de ello son los últimos hospitales inaugurados en la región de Los Lagos, en San Juan de La Costa y en San Pablo prueba tangible del concepto de participación y de interculturalidad, del respeto por nuestros pueblos ancestrales, pues la salud es una construcción social.
En salud las necesidades siempre superarán los recursos disponibles, pero ello no nos ha impedido establecer nuevas reglas para mejorar la eficiencia de lo que hacemos. Nuestro país debe seguir por la senda de la construcción de derechos de las personas, sus familias y comunidades, donde el trabajo territorial, intersectorial, con los determinantes sociales como desafío sea el eje principal. Debemos seguir fortaleciendo los programas de salud bucal en atención primaria, los de adultos mayores autovalentes, el acceso a medicamentos a través del Fondo de Farmacia entre otros, y hacer efectivamente de la atención primaria el centro del modelo de Redes Integradas en Salud (RISS), sin olvidar nunca, el verdadero sentido de una mejor Salud Pública: la Salud como un derecho para todos y todas sin discriminación alguna.
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