Las isapre deben pagar

Las isapre percibieron recursos que no les correspondían y quienes fueron dañados, esos a los que se les restó parte de su patrimonio por lo que esas instituciones privadas de salud hicieron, están identificados. Estas empresas han obtenido, además de los dineros mal habidos de sus afiliados, significativas ganancias por el uso que han hecho de esos recursos en el mercado financiero nacional y extranjero. Esto no tiene contradicción.

Además, esa recolección de fondos de manera irregular fue a sabiendas de la ilicitud que cometían, tanto el Tribunal Constitucional como, reiteradamente, nuestros máximos tribunales de justicia lo fallaron. Pero las isapre perseveraron y siguieron percibiendo lo que no les correspondía.

Así, a sabiendas de la ilicitud, misma que en legislaciones más rigurosas es considerada delito, se hicieron del capital que está resuelto deben devolver, pero lo evitan y dilatan sin atreverse a decir que la deuda no existe.

En este contexto, y sólo por la debacle que se produciría si se exigiera el pago inmediato -que podrían efectuar hasta eventualmente extinguirse, pero no es la intención, aunque provoca- no cabe sino generar las condiciones para que en el plazo más corto y de la manera más conveniente para los acreedores, que lo son quienes fueron esquilmados, sean las mismas isapre las que hagan el pago de lo que deben.

Excepto por el enorme monto de la deuda y el hecho de que ésta fue adquirida ilícitamente ¿qué diferencia la situación de las isapre de la de otros deudores, personas y empresas de todos los tamaños, que están forzadas a pagar? Y en estos casos la única vía para extinguir la obligación es el pago de lo debido, incluso llegándose hasta la liquidación y por lo tanto, finalmente, la muerte comercial.

Nos encontramos en una de esas situaciones en las que deudores inescrupulosos prefieren estirar las acreencias que hay en su contra hasta niveles tales, que el problema pasa a ser más de los acreedores que de ellos. Ahí estos pretendidos insolventes exigen rebajas, que otros concurran también al pago o, pura y simplemente, amenazan con que van a quebrar y por lo tanto la catástrofe será más grande y pegará más fuerte a los más pobres.

Pero las isapre no van a caer en insolvencia, saben que el negocio es seguro y rentable, lo conocen y han profitado de el, las utilidades no serán excesivas como hasta ahora y habrá más control, pero no dejará de ser adecuadamente rentable.

De esta forma, al Estado le corresponde compeler a las deudoras que hagan los pagos que están determinados y cooperar en crear condiciones para que ello ocurra, con recursos de las isapre, lo más pronto y eficientemente, de tal manera que los que han sido perjudicados sean resarcidos eficazmente, al menos en el daño que se les produjo en los últimos años. No hay razón para que con recursos públicos se asuma este endeudamiento, quienes deben tienen recursos suficientes y seguirán percibiéndolos.

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