La pandemia de Covid-19 ha afectado a un importante número de personas en Chile y el mundo, y la forma en que respondamos a la emergencia sanitaria puede afectar a todos los demás. Es en este momento que vale destacar los esfuerzos de valientes trabajadores de la salud, primeros auxilios y una amplia gama de trabajadores que brindan servicios vitales en esta contingencia; innumerables personas desinteresadas que actúan para satisfacer las necesidades rápidamente cambiantes de las personas más afectadas por la situación económica, social, e impactos en la salud de esta crisis.
También es preciso enfatizar los esfuerzos extraordinarios de personal de comunidades pro infancia, adolescencia y juventud, que trabajan incansablemente para asegurar la disponibilidad continua de servicios esenciales mientras enfocamos la atención pública en los muchos desafíos que enfrentan las familias.
Por lo mismo, resulta trascendente que el trabajo con la infancia y adolescencia se base en el enfoque de derechos de la niñez en su más amplio y profundo sentido, desde los derechos civiles y políticos hasta sus necesidades de protección.
En esta línea, es fundamental que niños, niñas y adolescentes (NNA) sean incluidos en las acciones de prevención y protección de la expansión del Covid-19. Asimismo, las medidas del Estado frente a la pandemia del coronavirus deben estar basadas en el enfoque de derechos del niño y no sólo reducidas a medidas sanitarias. La promoción y protección de todos los derechos de la niñez, en este contexto de emergencia, es fundamental y deben estar en concordancia con la Convención sobre los Derechos del Niño.
Entonces, es necesario que el Sistema de Protección de la Niñez asegure la atención de niños y niñas ante la vulneración de derechos especialmente en situaciones de violencia que les afecten. Esto implica garantizar instancias específicas locales y nacionales para atención y reparación, líneas de ayuda telefónica, virtual, y atención domiciliaria cuando se requiera.
Los NNA tienen derecho a una estancia en sus hogares y con sus familias libres de cualquier forma de violencia. Se deben establecer medidas complementarias en alianza con medios de comunicación a fin de difundir mensajes y recomendaciones sobre crianza sin violencia, fundamentalmente en este contexto de emergencia sanitaria.
Así también el Estado, la sociedad y las familias de cada país deben facilitar espacios y oportunidades para que los niños, niñas y adolescentes ejerzan su derecho al juego, la recreación y al sano esparcimiento, especialmente en este escenario donde el miedo, dudas y el estrés necesitan ser canalizados. Sólo de esta manera se estará poniendo a los niños primero ante la pandemia.
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