Perros o amos potencialmente peligrosos

Cada cierto tiempo, conocemos casos dramáticos de personas que son atacadas por perros, sean estos vagos o con dueño conocido. El espanto ante las lesiones ocasionadas y las consecuencias - incluso fatales en ocasiones - de estas agresiones caninas desatan una ola de críticas, muchas veces dirigidas erróneamente hacia los animales.

La recientemente aprobada Ley de Tenencia Responsable de Mascotas obligará a los municipios a hacerse cargo de los perros abandonados, pero cautelando su bienestar. Con ello, esa fuente de riesgo desaparecerá.

En tanto, la norma establece la responsabilidad, incluso penal, de los propietarios por los daños que ocasione su mascota. Sin embargo, no es suficiente sancionar para prevenir ataques de perros con mal temperamento producto de una crianza irresponsable.

Equivocadamente, uno de los reglamentos preliminares de la normativa mencionada establecía una definición de perros potencialmente peligrosos que fue cuestionada transversalmente por carecer de sustento técnico. Por fortuna, dicho documento será revisado para corregir las múltiples falencias que presentaba.

Culpar a un perro por un ataque que realice contra otro can o una persona equivale a culpar a una pistola por la bala que sale de su cañón. Tal como en el caso de un arma de fuego el culpable es el que jala el gatillo, en el caso de una agresión canina el responsable siempre será el dueño del animal. Los peligrosos no son los perros, son las personas que los (mal) crían o que los (mal) enseñan.

En países con mayor desarrollo en materia de tenencia responsable de mascotas y bienestar animal, la responsabilidad del comportamiento de los animales siempre recae en sus dueños.

Ello, porque está más que demostrado que, especialmente en el caso de los canes, el comportamiento y las conductas que tengan son el resultado de la educación que reciben.

Hay distintas fórmulas que se pueden implementar para asegurarnos de que un perro ha sido educado correctamente y que en el espacio público no representará un riesgo para las personas. Una medida adoptada en muchos países es la exigencia de una certificación de buen comportamiento del can, denominada “Good Citizen Dog” o “Buen Ciudadano Canino” en español. Acreditación que se obtiene tras someter al ejemplar a una evaluación sobre sus reacciones a distintos estímulos y su idoneidad para comportarse en diferentes entornos.

Por supuesto, hay muchas otras fórmulas para disminuir el riesgo de ataques caninos en espacios públicos, incluyendo el uso de bozales y mecanismos efectivos de sujeción. Cualquiera sea el camino por el que se opte, lo cierto es que siempre será el dueño o amo el responsable de la conducta del perro.

Así, no cabe duda de que los realmente peligrosos son ellos, los  amos y no los animales.

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