Plataformas tecnológicas en Salud

El aumento en las expectativas de vida durante las últimas décadas en Chile, que se ubica al nivel de los países más desarrollados, ha significado una presión creciente en los sistemas de salud.

Mayor demanda por atención, cambio en las expectativas de los pacientes, cambios epidemiológicos liderados por las epidemias de las ENT, avances tecnológicos de la medicina, etc., ha provocado un aumento de los costos sanitarios, cuya gestión ha generado deudas incontrolables en los diferentes servicios de salud y su manejo se ha traducido en interminables listas de espera.

Esta nueva realidad sanitaria coloca a nuestro país frente a un punto de inflexión, en que la sola inyección de nuevos recursos - que muchos exigen - no es suficiente para responder eficientemente a esta demanda.

Los modelos, esencialmente curativos, donde los pacientes son sujetos a ser “reparados”, donde lo preventivo se limita a la promoción y protección de la salud, deberán ser reemplazados por modelos donde lo central sea mantener a la población sana.

Para tomar las decisiones acertadas, los gestores deberán contar con la información correcta. Esto exigirá que los reportes utilizados hoy den paso a los analíticos y predictivos, óptimos para estos desafíos.

Hoy, en nuestro país, es posible contar con un sistema de recolección de datos que, sin embargo, no conversan entre si, para generar información y conocimiento que facilite la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas.

El Estado invierte MM$30.000 anuales en mantener un sistema digital que no cumple con los estándares internacionales mínimos. Sin la inter-operatibilidad requerida, sin respaldo en códigos fuentes y licencias de evaluación, con serios reparos en seguridad.

El ministerio de Salud ha favorecido una política de soluciones tecnológicas aisladas, sin una estrategia a largo plazo coherente, que conduzca a establecer una plataforma tecnológica eficiente, que responda a los requerimientos de una moderna gestión en salud.

El fracaso de la licitación para la implementación de la segunda etapa de la informatización de la salud, conocido como SIDRA 2, es sin duda una mala noticia, pues posterga un proceso que, necesariamente, el próximo Gobierno deberá abordar con urgencia desde el primer día de su período.

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