Cada 10 de septiembre, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio junto con la Organización Mundial de la Salud promueven una campaña para sensibilizar sobre el suicidio como una prioridad de salud pública, crear conciencia sobre la importancia de la prevención y reducir el estigma en torno a esta compleja realidad.
La creación de esperanza a través de nuestras acciones es el centro del mensaje sobre la prevención del suicidio.
En Chile, la muerte por suicidio es la segunda causa de muerte no natural. Nuestro país hace esfuerzos importantes por abordar este complejo fenómeno. La existencia del Programa Nacional para la Prevención del Suicidio y la línea telefónica gratuita con apoyo psicológico (*4141), a cargo del Ministerio de Salud, son algunos de los ejemplos. También organizaciones sociales creadas desde experiencias de dolor, fortaleza y amor desarrollan proyectos de educación y prevención del suicidio, así como ofrecen vías expeditas de comunicación para orientación y contención emocional a quienes estén pasando por una situación difícil.
En la conmemoración de este año se presta especial atención a lo mucho que pueden contribuir los medios de comunicación social para prevenir el suicidio. Los primeros estudios sobre el rol de los medios en este problema dieron cuenta de los efectos nocivos de las comunicaciones cuando éstas informaban utilizando un lenguaje sensacionalista, normalizador o idealizador del suicidio. Esta forma de enfrentar la noticia se asocia con un efecto de comportamiento suicida por imitación. Es decir, en estos casos la noticia confirma los mitos sobre el suicido, como por ejemplo que no hay nada que hacer para evitarlo.
En los últimos años, las investigaciones se han centrado en identificar los posibles beneficios de una comunicación responsable por parte de los medios, que contribuye a prevenir el suicidio. Y los resultados son muy alentadores. Las noticias que transmiten esperanza, que presentan ejemplos de recuperación, y describen cómo manejar las crisis suicidas haciendo frente a la adversidad, contribuyen efectivamente a su prevención.
A esto se suman otra serie de patrones positivos de las comunicaciones. Por ejemplo, cuando los medios erradican el lenguaje estigmatizante o culposo frente a la salud mental; también cuando se evita la vinculación de ésta con las situaciones de violencia o imprevisibilidad. O cuando se hace hincapié en la evidencia de cómo, aunque los trastornos mentales puedan ser muy graves, es posible la recuperación.
Las redes sociales digitales, como otro medio de comunicación social, también pueden contribuir positivamente. Los motores y algoritmos de búsqueda pueden equilibrarse evitando palabras nocivas, en particular al redactar titulares. Los gestores de dichas plataformas pueden establecer políticas adecuadas para reducir contenido potencialmente suicida. Siempre es posible incorporar orientación precisa sobre canales de ayuda, visualizar ejemplos de vida de superación reales y educar con información basada en evidencia.
Las actuales recomendaciones también abordan la importancia de apoyar a los profesionales de las comunicaciones reconociendo que pueden verse afectados al abordar historias de suicidio. Es importante entonces que las organizaciones de medios dispongan de los apoyos necesarios, como oportunidades de información, capacitación y tutoría experta. Organismos multilaterales como la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud disponen en sus sitios web de orientaciones específicas para los medios acerca de cómo abordar la comunicación sobre salud mental y en particular sobre prevención del suicidio. Estas son herramientas útiles que pueden hacer una gran diferencia.
La prevención del suicido es una acción colectiva de la sociedad, donde todos y todas pueden jugar un rol. Muchas personas con ideación o conducta suicida en realidad no desean morir, y contar con el apoyo oportuno y los mensajes adecuados permite a esas personas descubrir nuevos caminos para afrontar las dificultades y salir adelante fortalecidos. Una comunidad que promueve la comunicación basada en el respeto, la solidaridad, la cooperación y la responsabilidad en la convivencia cotidiana, podrá dar cuenta de historias de esperanza aún en las situaciones más difíciles. Cada nueva esperanza comunicada, es algo de lo que nos podemos enorgullecer.
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