El repudio del hijo adulto

El drama de padres cuyos hijos adultos han cortado todo contacto con ellos es complejísimo, y sobre este problema se ha escrito cientos de tomos. Yo no soy psicóloga ni siquiatra, pero sí metete, y las observaciones en este blog se refieren a los casos que he visto personalmente, ya que varias amigas y un par de amigos han sido repudiados por sus hijas.

Sobretodo las madres se preguntan, “por qué,” y repiten “cómo es posible que no me quiera cuando yo la quiero tanto,” y “no puedo comprender por qué tengo tanto dolor en mi vida.” Mi respuesta: están demasiado cerca de la situación para verla con perspectiva.

Durante los años sesenta y setenta del pasado siglo, empezó a ponerse de moda una tesis que achaca casi todos los problemas emocionales a una madre o a un padre “tóxico.”

Según esta tesis, para lograr una vida equilibrada y feliz es necesario cortar todo contacto con esos padres. La tesis fue adoptada por muchos profesionales de la salud mental, y difundida por escritores y la mediática.

Algunos de estos promotores actuaron de buena fe, otros debido a sus propios problemas psicológicos, o rencores no resueltos, o actitudes antisociales, o por sentimientos de inferioridad. Aún otros la adoptaron con fines de auto-promoverse por ambiciones profesionales.

Sin duda hay padres o madres que, por alguna enfermedad mental, hacen sufrir desmedidamente a sus hijos, y a veces es necesario cortar toda relación. Los casos que conozco son madres y padres simplemente humanos, con su amor y sus defectos, y no se merecen el repudio.

Los hijos que han sufrido traumas emotivos en su infancia, por ejemplo, el suicidio de un padre o una madre, son los que están más abiertos a aceptar tesis que prometen mitigar su inevitable perturbación y sumergida angustia.

Para aún más desesperación de los padres rechazados, algunos hijos tampoco permiten que sus propios hijos tengan relación con el o la abuela “tóxica.”

Trágico, para padres, hijos y nietos. De estos últimos, los que eventualmente lleguen a comprender la situación, establecerán contacto con sus sufrientes abuelos.

Lo que padres y madres repudiados deberían tener en cuenta, en primer lugar, es que el rechazo de sus hijos, más que una actitud contra ellos específicamente, se debe a una desatinada tesis psicológica.

En segundo lugar, que sus hijos han adoptado esa tesis porque creen que es necesaria para su frágil equilibrio emotivo, y si les sirve, al menos durante un tiempo, así sea.

Y en tercer lugar, que posiblemente, en algún momento en que sientan la necesidad de examinar sus vidas, algunos de esos hijos experimentarán un reverso antes de que sea demasiado tarde.

Mientras, estos padres deben librarse de cualquier inmerecido sentido de culpabilidad, o de una desmesurada preocupación por esos hijos, gozar de sus vidas y ser felices. Buena suerte a todos.

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