La primera vez que se conmemoró el "Día de la Mujer", en Chile, fue en 1936. Se hizo con el liderazgo del Movimiento Pro-Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH). Ochenta y cuatro años después, el 2020, asistimos a una conmemoración histórica, en que más de dos millones de mujeres salieron a la calle para visibilizar lo que aún falta por lograr en materia de derechos y condiciones humanas, económicas, políticas y sociales para las mujeres. Solo 10 días después, el 18 de marzo, se decretaba Estado de Catástrofe en todo el territorio nacional por la llegada a Chile de la mayor pandemia de los últimos 100 años, la misma que ha visibilizado, con aún mayor crudeza, la desigualdad que afecta a las mujeres.
La pandemia ha evidenciado la ausencia de una perspectiva de género que atraviese las políticas públicas y ha expuesto la fragilidad de nuestra institucionalidad para generar medidas eficientes y oportunas para prevenir, abordar y detener la violencia y la injusticia hacia las mujeres. Las medidas sanitarias que se han tomado para proteger a la población han estado desconectadas de la realidad que viven las mujeres, agudizando los efectos de la pandemia en vez de reducirlos.
Las cuarentenas provocaron un aumento dramático de la violencia al confinar y aislar a las mujeres junto a sus agresores, sin contar con una institucionalidad que realmente pudiera protegerlas. Por otra parte, ha quedado expuesta la sobrecarga en las tareas de cuidado, que cohabitan con el trabajo remunerado y el trabajo doméstico.
El confinamiento, el teletrabajo, los hijos e hijas en clases remotas, la precariedad laboral, la ausencia de redes efectivas de apoyo por las restricciones de movilidad, han exigido al máximo la capacidad de las mujeres, representando graves consecuencias para su salud mental.
El 8 de marzo del 2020 continua este 2021. El clima electoral se ha tomado la agenda y podemos ver cómo muchas de las consignas que se han proclamado históricamente, han sido tomadas como parte de los discursos de campaña. Por primera vez en la historia, Chile tendrá una constitución escrita de manera paritaria. Candidatos y candidatas hablan de la necesidad de garantizar derechos sociales.
Pero esperamos que estas consignas no queden sólo en eso. No sirve instrumentalizar el feminismo con motivos electorales para luego olvidar sus propósitos. No sirven las medidas que maquillen de manera superficial realidades llenas de terror. Se necesita un proyecto de país con perspectiva de género que considere en su centro la dignidad de todas las personas, un proyecto país que garantice los derechos fundamentales, un proyecto país donde las mujeres, por fin, puedan vivir una vida sin violencia.
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