Hace 27 años que Naciones Unidas estableció el 1 de octubre como el Día Internacional de las Personas de Edad con el objetivo de concientizar la necesidad de sociedades más integradoras y justas para todas las personas mayores.
Este año el tema central se dirige a la contribución que realizan los mayores a su familia, a la comunidad y a la sociedad, teniendo claro que para su logro se requiere del apoyo de los Estados, a través de políticas públicas que aseguren su participación de acuerdo a sus necesidades e intereses, y la eliminación de prácticas discriminatorias basadas en estereotipos o creencias negativas sobre la vejez y el envejecimiento.
En general, los estereotipos hacia los mayores se relacionan con problemas de tipo cognitivo y físicos, asociándolos como personas sexualmente inactivas, enfermizas y dependientes. Estas imágenes pueden afectar la forma de cómo relacionarnos con ellos y obligarlos a actuar de acuerdo a estos estereotipos negativos.
Así, por ejemplo, una persona mayor puede asociar un dolor de rodilla a que es propio de la edad y, por tanto, no consultar ni tratar este problema de salud, comprometiendo su independencia y calidad de vida.
En este contexto, los medios de comunicación han jugado un rol tristemente clave en la construcción de los estereotipos negativos, al difundir una visión de la vejez que no representa a la mayoría las personas mayores.
Al utilizar un lenguaje infantilizado o inadecuado al decir “abuelita o abuelito” o “tatita” y mostrar imágenes que retratan una vejez con limitaciones o incapacidades, los medios sólo minimizan los ámbitos de acción de los mayores como sujetos de derecho. En contraposición con personas mayores transmisoras de valores e, inclusive, sustentadoras económicos en la familia, y con plena vigencia en la sociedad.
La sociedad necesita y tiene que contribuir a eliminar estos estereotipos o creencias negativas asociadas a la vejez, y potenciar un envejecimiento activo. Comenzar en el seno familiar, mostrando una visión más positiva de la vejez a los más pequeños y favoreciendo las relaciones intergeneracionales tanto en el ámbito familiar como extra familiar.
No olvidemos que el envejecimiento es un fenómeno transversal, por lo que toda la sociedad debe estar preparada para realizar los cambios necesarios y así ofrecer una vejez de calidad para nuestros mayores y las del futuro.
Este desafío también está en manos de las instituciones formadoras de profesionales; las Universidades e Institutos de Formación Técnica deben comprometerse en la formación de sus profesionales y técnicos en incluir la gerontología y la geriatría como asignaturas obligatorias dentro de las mallas de las carreras, con el objetivo de contar con profesionales preparados a las demandas producto del envejecimiento poblacional.
Si como sociedad vemos el envejecimiento como una oportunidad, podremos unir fuerzas para tener un país más justo y con una mejor calidad de vida para todos, ya que los cambios que logremos hoy serán aprovechados por nuestros hijos o nietos en el futuro. Con una visión de la vejez más positiva, podremos darles a las personas mayores los espacios que ellos merecen y así alcanzar el propósito del Día Internacional de las Personas de Edad.
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