El 1 de septiembre de 1959 se promulgó la ley 13.364, llamada Ley Lorca en honor a don Gustavo Lorca Rojas. Este fue un abogado viñamarino que se desempeñó como alcalde de Viña del Mar, célebre entre otras cosas por la creación del Festival de la canción y diputado de la zona.
El objetivo de la disposición era permitir que la Municipalidad de Viña del Mar tomara empréstitos para obras de desarrollo y adelanto, como también la declaración de utilidad pública y proceder a expropiar un conjunto de propiedades ubicadas en el borde costero.
Pero su normativa presente en nuestros días es la que prescribe el Concejo Municipal de Viña del Mar, así como el de Concón (en la época de la Ley era parte de Viña del Mar), tendrán la decisión en lo relativo a proyectos de obras el litoral de ambas comunas, todo esto con un quorum de dos terceras partes del Concejo y además dos informes favorables de la dirección de obras.
Esta norma que cumplirá 60 años en pocos meses, ha sido indudablemente un aporte para la ciudad jardín. Ya sea en su origen, con el desarrollo extraordinario en toda la comuna que permitieron los préstamos tomados por el municipio, como para la recuperación del borde costero.
Sin embargo, como todas las leyes necesita actualizarse a las necesidades actuales de Viña del Mar y Concón. La elaboración de un plan maestro legal para el borde costero de la zona es imperiosa, hemos visto como se han dado conflictos de propiedad de terrenos litorales, como el cambio climático ha desarrollado un intenso fenómeno de marejadas cada vez más frecuente y como no se han coordinado las diversas agencias reguladoras y los municipios para analizar integralmente los proyectos inmobiliarios en zonas costeras.
Efectivamente, la propia ley reconoce un carácter especial a esta zona del litoral central, estableciendo la necesidad de fomentar su potencial.
Por lo que resulta pertinente reforzar el objetivo de la ley, una de las maneras necesarias para hacerlo es que se haga un orden del desarrollo urbano descontrolado que ha tenido la ciudad los últimos años. No se trata de ahuyentar el desarrollo inmobiliario y la construcción, sino que regularlo y establecer condiciones acordes al carácter excepcional reconocido a Viña del Mar y Concón.
El cuidado patrimonial de la ciudad y el reconocimiento histórico de sus casonas y palacetes sin duda debería ser parte de una extensión y actualización de la ley (recordar el conflicto suscitado por la denominada Casa Italia en el centro de Viña del Mar).
Asimismo, el reconocimiento de la situación precaria que viven miles de viñamarinos en poblaciones irregulares no urbanizadas, sin instalaciones sanitarias y sin los servicios mínimos para un nivel de vida decente debe ser parte de un nuevo cuerpo legal.
Como en su momento se consiguió a través del Banco Interamericano del Desarrollo el saneamiento y urbanización de una serie de poblaciones en Viña del Mar.
El estado de proliferación y de falta de seguridad jurídica de los habitantes sobre terrenos ocupados hace años, hace necesario la elaboración de obras de infraestructura como también un proceso expedito y simplificado de reconocimiento de títulos.
Por último, no debemos olvidar la historia Industrial de Viña del Mar y quedarnos solo con la mirada de la ciudad balneario.
Debe fomentarse el restablecimiento de industrias en el eje Viña-Concón, como en el pasado estuvieron Hucke, Sedamar, CRAV, Textiles Viña y Lever, Murphy y Cía. Hoy por su distancia con Santiago, su capital humano, su cercanía con los principales puertos del país y su desarrollo universitario, el eje urbano de Viña del Mar debe convertirse en un clúster tecnológico y de servicios fundamental para el desarrollo de Chile en la economía de la información.
Para concluir, la situación de crisis que vive Viña del Mar (deuda, desarrollo urbano, conflictos judiciales, etc.) hace necesario ir un paso adelante.
Sin embargo, las soluciones actuales de carácter municipal y administrativo no son suficientes, por lo que sobre las bases de lo que menciono anteriormente debemos avanzar a la creación de una nueva Ley Lorca, que proyecte la importancia otorgada por la ley original a Viña del Mar (y actualmente Concón) a los tiempos y problemas actuales.
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