Fue un día como hoy, hace 83 años, que el Presidente Pedro Aguirre Cerda firmaba el decreto que fijaba los límites de la Antártica Chilena. La relevancia de esta fecha ha ido creciendo en el tiempo en la medida que este continente, ayer lejano, se nos vuelve cada vez más relevante en el contexto de la crisis climática que afecta a nuestro planeta y a nuestra sociedad.
El jueves pasado terminó el XI Congreso Chileno de Investigaciones Antárticas efectuado en Punta Arenas, organizado por el Instituto Antártico Chileno y el Instituto Milenio BASE. Tuvimos conferencias, simposios y charlas enfocadas en el efecto del cambio climático en la vida polar, información de primer nivel que nos muestra anticipadamente lo que pronto podría comenzar a suceder, si acaso ya sucede, en Chile continental.
La investigadora Christina Cheng es reconocida por sus estudios de las proteínas anticongelantes en peces. Ella mostró cómo su capacidad adaptativa a lo largo de la historia les permite o no ingresar a hábitats distintos en la medida que las condiciones ambientales cambian, uno de los tantos escenarios que se abre con el calentamiento global golpeando en la península Antártica.
También hemos sabido, gracias a investigadores nacionales, del catastrófico efecto que tiene la reducción del hielo marino en la reproducción del pingüino emperador, o del potencial impacto del cambio climático en el éxito reproductivo de las salpas versus el del kril, con consecuencias insospechadas en el ecosistema del océano Austral.
Varias presentaciones se enfocaron en fenómenos climáticos polares (como los ríos atmosféricos que afectan a la Península) y en sus posibles correlaciones con fenómenos similares en Chile continental. La conferencia magistral de Marely Cuba sobre las plantas antárticas presentó interesantes modelos de adaptación vegetal a ambientes extremos (pensemos en la megasequía que afecta al país), las aplicaciones biotecnológicas, las plantas como sensores del cambio climático o las especies invasoras y su interacción con especies nativas. En fin, fueron tres días de intenso aprendizaje y discusión.
No es momento de abrumarse con la crisis climática y de pensar que ya no hay nada por hacer. La ciencia demuestra que hay mucho todavía por estudiar y comprender, y Chile está preparándose para generar las plataformas que apoyen estas iniciativas.
Sigue avanzando el proyecto de renovación de las bases científicas, incluyendo la base Carvajal, que será la primera base científica permanente del país más allá del círculo polar. A pesar de las dificultades que ha tenido, el Centro Antártico Internacional sigue en pie y continúa el proceso general que se ha establecido. La red de sensores del cambio climático que estamos instalando a lo largo de la península Antártica ya cuenta con diez estaciones multiparamétricas operativas y enviando datos en tiempo real a nuestra sede en Punta Arenas.
Este Día de la Antártica Chilena nos encuentra en un momento clave del desarrollo polar, cuando todo el mundo mira hacia el sur en busca de respuestas para la crisis que atravesamos. Somos una suerte de canario en la puerta de la mina, en este caso, en la puerta de un continente cada vez más cercano y trascendente.
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