Un poco más de un mes ha pasado desde que el Colectivo de chilenas #LasTesis, en Conmemoración del Día Internacional de la No Violencia Contra las Mujeres, interpretó en la ciudad de Valparaíso su reconocida performance “Un Violador en tu camino”, una creación que logró encarnar en el arte el dolor de tantas mujeres abusadas sexualmente, y constituirse como un himno ante el abuso constante de un sistema patriarcal castigador.
6 de la tarde de un día caluroso en Santiago de Chile, en las calles se comienza a sentir el paso constante de miles de mujeres que se reúnen en el Estadio Nacional, ex-centro de detención y torturas de la dictadura militar en la década del 70´.
La multitud se convoca por la réplica de la performance estrenada en Valparaíso y son “#LasTesisSenior”, aquellas mujeres de más de 40 años que se reúnen para entonar la aguda letra de un tema que no para de sonar como parte del estallido social en el Chile de hoy.
Hay euforia, dolor, alegría, satisfacción, se respira un cierto nerviosismo y al mismo tiempo libertad, se escucha el éxodo colectivo de ese grito contenido y multiplicado por más de 3 mil mujeres, entre las cuales se escucha estremecedor "EL VIOLADOR ERAS TÚ/ EL VIOLADOR ERES TÚ".
Se cuela en el canto de nuestras voces ese intrínseco enemigo, socio del miedo, que cruza toda la aglomeración de esos cuerpos bailando al ritmo de una melodía brutal y una letra desgarradora que expresa la soledad y desprotección de tantas mujeres en el mundo, no sólo oprimidas, abusadas y violadas sino además, y principalmente, culpadas.
La culpa, el elemento transversal a la confesión de un abuso y al des-criterio de un sistema judicial, policial y cultural que hiere aún más a la niña abusada, a una mujer abusada. La familia que no nos cree, el sistema que no nos cree, la sociedad que nos culpa. Sin embargo nos levantamos, cual elefante revelado ante esa cadena que le han hecho creer que lo mantiene atado, para decir No más.
Bailamos al ritmo de 9 estrofas que se elevan como un himno de esperanza y un punto de encuentro en una coreografía que está recorriendo nuestro globo terráqueo. Desde América atravesó todos los continentes y ha sido excepcional la bella forma que esta reparación mundial caló en la vida cotidiana y que fue también recogida por nuestras hermanas indígenas.
Se canta en francés, alemán, español, sueco, quechua, mapudungun, suajilis, diferentes expresiones del lenguaje, unidos en un mismo sentimiento de desgarro y a la vez de alivio por compartir nuestras historias. No me importa de dónde eres, sé que a ti también te pasó, somos mujeres.
En el siglo XVIII la primera ola del feminismo abordó con fuerza la educación de las mujeres, la segunda ola en el Siglo XIX comenzó a abordar la autonomía política de las mujeres y su derecho al sufragio; y luego en la década de los años 70’ fue el momento en que las mujeres comenzamos a abogar en el mundo por nuestros derechos reproductivos y sexuales.
Algunas voces intelectuales, académicas, analistas de género y feministas plantean que la tercera ola del feminismo continúa en desarrollo, y otras creemos que la cuarta ola ha emergido con fuerza para revindicar todos los derechos de las mujeres y visibilizar la violencia brutal que seguimos sufriendo en todo el mundo y en todas las dimensiones. No hay aún un avance en igualdad de género que no tenga el peligro o la sombra tenebrosa del retroceso.
La performance "Un violador en tu camino" es la cuarta ola feminista hecha versos, destapa la realidad mundial de las violaciones a los derechos humanos de las mujeres, abusos sexuales encubiertos, individuales y grupales, del cual hemos sido objeto al menos una vez en la vida o expuestas a sufrirlo por el sólo hecho de ser mujeres.
No existe en el mundo un acto más masivo, multiplicado y reparador como ha sido la creación de #LasTesis, es una oda contra la cultura machista y violenta, una oda a no callar nunca más los abusos, un mensaje potente en esta cultura que fragiliza y mercantiliza todo el tiempo a las mujeres... es una obra genial que nos desprende, nos desarma y nos vuelve a unir en torno a un mismo sentimiento… Porque la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía.
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