La crisis sociopolítica en Chile tendrá impactos que nos mantendrán con incertidumbre respecto al futuro. Los lugares comunes de los por qué llegamos a este punto sobran y han sido repetidos en estos días por muchos ciudadanos y ciudadanas que experimentan las reiteradas injusticias sociales.
En esta sociedad donde los derechos se han transformado en bienes de consumo, la fragilidad se convierte en un aliado comprometido con la desigualdad, y es en este punto en el que me detengo para afirmar, con especial énfasis, lo preocupante que comienza a ser la situación de las mujeres como impacto de esta crisis.
El comercio y los servicios sin lugar a dudas serán los sectores económicos más afectados, y es justamente ahí donde más mujeres se desempeñan de manera remunerada.
Hemos visto en el mundo entero como en las situaciones de crisis el impacto es diferenciado entre mujeres y hombres, y si bien a todas las personas les afecta negativamente los bajones de la economía, en el caso de las mujeres se produce un fuerte retroceso en sus derechos económicos.
Ante un escenario económico incierto surge para las mujeres la precarización de sus empleos, se intensifica el tiempo de trabajo, emerge la informalidad y con ello la desprotección social y previsional.
En una mirada aún más aguda, podemos volver a la reinstalación del modelo tradicional de roles de genero, donde las mujeres cesantes vuelven a relegarse al espacio privado y a asumir en gran medida las labores de cuidado, disminuyendo por sí mismo el camino cultural hacia la corresponsabilidad.
En Chile la tasa de hogares monoparentales con jefatura de hogar femenina va en aumento, y serán estos hogares los más afectados. Por eso no sólo nos podemos quedar en el impacto y las mediciones, sino además debemos visualizar que las medidas tanto del mundo empresarial como de las políticas públicas aborden esta crisis con enfoque de genero, considerando esta variable en el resultado que se espera alcanzar para disminuir los efectos negativos de una economía golpeada.
La precariedad conlleva a serios peligros de exclusión social en momentos donde necesitamos que las mujeres estén presentes y participen en todas las instancias que surjan para los cambios sociales que la población demanda, por tal motivo relevar el impacto de la crisis en las mujeres debe ser considerado transversalmente por todos los sectores y en todos los ámbitos.
Las mujeres somos motores de cambio, sensibles a las desigualdades porque, sea cual sea el lugar donde estamos, por siglos hemos sido objeto de ellas, no olvidar que la desigualdad de genero se manifiesta en todas las dimensiones de la vida y en momentos de crisis debemos estar más alertas que nunca para que esto no se agudice.
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