Hace 50 años, nuestro país dio un paso clave en seguridad y salud para los trabajadores: la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, en una época donde se accidentaban más de 35 de cada 100 trabajadores. Resulta relevante darse cuenta de cuánto y cómo se ha avanzado después de cinco décadas desde que se publicara la ley 16.744.
Esta norma creó un cuerpo moderno de protección que ha ido poniendo énfasis en la capacitación y la prevención de riesgos, una doble tarea que, a la luz de las últimas cifras, vemos con confianza cómo ha avanzado en el tiempo, pero que a su vez nos hace mirar con suma responsabilidad lo que viene: las condiciones laborales y los riesgos a los que se exponen los trabajadores no son los mismos que antes.
Durante el año pasado registramos la tasa más baja de accidentes de trabajo de los últimos diez años (3,4%, es decir, 3,4 accidentes por cada 100 trabajadores), un 43% menos que el registro de 2007.
Reforzar la cultura de la prevención es tarea de todos. Empleadores y trabajadores son actores clave en la prevención en la jornada laboral, y por supuesto en el camino desde y hacia el hogar, con las mutualidades (Asociación Chilena de Seguridad, Instituto de Seguridad del Trabajo y Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción) cumpliendo sus roles de asesoría en prevención; de otorgar las prestaciones médicas en caso de que ocurra un accidente o enfermedad de origen laboral; de indemnizar y otorgar subsidios por incapacidad laboral, con prestaciones económicas y de rehabilitar y reinsertar a las personas al mundo del trabajo.
No estaremos contentos hasta que no existan accidentes en Chile por causas del trabajo, y menos aquellos con consecuencias fatales. Esta tarea de cuidar y cuidarse debe ser constante, pues el día a día nos desafía a estar alertas ante cualquier alteración que pueda atentar contra la seguridad de los trabajadores.
La cultura preventiva se ha ido impregnando en las empresas, pero trabajadores y empleadores lo deben recordar a diario. Por eso, las mutualidades queremos seguir avanzando en la función de acompañarlos y asistirlos ante los vaivenes que se puedan suscitar.
Sólo así, con todos los actores involucrados, podremos seguir reduciendo la cantidad y la tasa de accidentes, aunque claro, nunca estaremos conformes, pues la mejor cifra siempre será cero accidentes. Detrás de cada trabajador que se accidenta se produce un impacto que se amplifica a toda una red de personas, la familia, los compañeros de trabajo y sus seres queridos.
Las mutualidades protegen a más de 5 millones de trabajadores en todo Chile, que, gracias a su esfuerzo diario, todos se ven beneficiados, logrando que como comunidad tengamos una mejor calidad de vida. Por eso mismo, su bienestar es quizás el punto más importante para poder seguir avanzando hacia un desarrollo sostenible. Son 5 millones de trabajadores que sin importar el lugar donde trabajen o el puesto que ocupen, reciben un servicio igualitario, sin costo para el trabajador.
En este camino, las mutualidades protegen a cerca de 170 mil unidades empleadoras/empresas y, de esas, más del 95% tiene menos de 100 trabajadores, es decir, son Pymes.
Pese al mayor número de personas que se han ido incorporando al sistema, el trabajo en prevención ha sido clave para la reducción de la accidentabilidad laboral, especialmente en las empresas de menor tamaño. Pero más que nunca es fundamental el compromiso de las empresas, trabajadores y la autoridad para abordar esta gran tarea en conjunto, pues los tiempos van cambiando y sólo podremos seguir avanzando si lo hacemos alineando las visiones, siempre a través del diálogo.
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