Hace pocas semanas falleció una chilena de tal impacto, que los prestigiosos diario The Times y The Telegraph le dedicaron un obituario y notas sobre su muerte aparecieron en Alemania y Asia. Me refiero a Margot Duhalde, la primera piloto de guerra nacional, que luchó en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
Si bien los reportajes dan cuenta de sus logros, también informan sobre las dificultades que enfrentó. Por ejemplo, en la Francia Libre le negaron volar por ser mujer y fue destinada a cocinar y ayudar a los heridos, pero su caso se hizo conocido y colaboró con el Transporte Aéreo británico, por lo que luego del conflicto logró obtener la licencia que le permitió pilotar en la nación gala.
Ese espíritu de superación de esta gran figura, calificada como “indomable” por The Times, es el que debe guiarnos para lograr alcanzar en poco más de una década la igualdad de género, como lo ha planteado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible sancionada por la Asamblea General de la ONU.
Es, también, la fuerza que permitirá que más de nosotras puedan acceder a puestos de dirección y toma de decisiones, para conectar a empresas, gobiernos, academia, sindicatos y sociedad civil con la meta de compartir soluciones innovadoras y reducir las diferencias con los hombres.
En el Índice Global de Brecha de Género (2016) del Foro Económico Mundial, Chile ocupa el lugar 70 de 144 países. Sin embargo, en relación con el subíndice de Participación y Oportunidades Económicas, cae al lugar 119. Esto incluye la medición sobre participación laboral femenina (lugar 92), brechas salariales de género (133) y barreras al ascenso a cargos ejecutivos o de mayor jerarquía (lugar 84).
Además, de acuerdo al Ranking Mujeres en la Alta Dirección 2016 de Comunidad Mujer, del universo de 330 plazas de directores titulares de las grandes empresas transadas en bolsa chilena, 24 son ocupadas por mujeres y ninguna preside las compañías, mientras que un 36,6% de las firmas no las tiene en sus puestos gerenciales.
En un mundo cambiante y cada vez más desafiante, modificar este panorama podría tener un gran impacto, especialmente económico.
Según cifras entregadas en el Cuarto Fórum Global de Negocios para la Igualdad de Género, realizado en Santiago a fines de febrero, se estima que cerrar la brecha en participación económica en un 25% implicaría agregar US$5,3 trillones a la actividad mundial.
Además, las empresas con mayor grado de diversidad obtienen en promedio un 38% más de ganancias por la venta de productos y servicios, y aquellas con fuerte liderazgo femenino listadas en el índice Morgan Stanley Capital Internacional (MSCI) generaron un retorno sobre el patrimonio superior en 2,7 pp en relación a las que carecen de este atributo.
Las invito a volar alto y apuntar a metas ambiciosas que nos permitan ser pioneras y referentes en nuestros respectivos ámbitos de influencia, tal como hizo Margot Duhalde a mediados de siglo.
Quién sabe, quizás si alcanzamos nuestros sueños, en medio siglo más escribirán sobre nosotras.
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