La ingeniería chilena en el país más sísmico del mundo

Loreto Valenzuela Roediger

Ultimos publicados:

• Investigadoras, no es solo una cuestión de igualdad
• Mientras el cargo de las mujeres "no sea tema"
• La ingeniería chilena en el país más sísmico del mundo

Este próximo 27 de febrero se cumplen 14 años desde que Chile fue sacudido por uno de los eventos más devastadores de su historia reciente: el terremoto y tsunami del 27F. Este catastrófico suceso no sólo dejó una profunda marca en el país, sino que también actuó como un catalizador para el desarrollo y la evolución de disciplinas fundamentales para la seguridad de nuestro país.

Por ejemplo, el Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica de la Universidad Católica (UC) ha sido un bastión en el campo de la ingeniería civil, que ha contribuido significativamente al desarrollo de infraestructuras resilientes en Chile y más allá de nuestras fronteras.

El origen de este departamento se remonta al gran terremoto de Valdivia de 1960, un evento sísmico de magnitud 9.5 que conmocionó a la comunidad científica tanto local como internacional. Este desastre natural marcó un punto de inflexión en la historia de la ingeniería civil en Chile, dando lugar a la formación de esta disciplina tres años más tarde. Desde entonces, ha desempeñado un papel crucial en la formación de profesionales e investigadores comprometidos e innovadores, así como en el desarrollo de soluciones tecnológicas que han fortalecido la infraestructura del país.

Recientemente, uno de sus académicos fue reconocido por la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos. Se trata del exdecano y profesor Juan Carlos de la Llera, el ingeniero chileno que ha liderado el desarrollo de los aisladores sísmicos y disipadores de energía en edificios. El investigador se sumará como nuevo miembro internacional de dicha institución, la más alta distinción profesional otorgada en esta disciplina, por sus contribuciones a la investigación, educación e innovación.

La tecnología de aislamiento lideradas por el profesor De la Llera ayuda a mitigar en hasta 10 veces los efectos del movimiento telúrico. Los disipadores de energía en edificaciones, en tanto, pueden reducir en un 50 por ciento la deformación de una estructura. Estas soluciones tecnológicas, que además han sido utilizadas en viviendas sociales, así como en obras públicas y patrimoniales, fueron incluidas entre los grandes adelantos mundiales por resguardar la vida de la población.

En la actualidad, el Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica UC cuenta con 19 académicos y académicas, asimismo con más de 200 estudiantes en programas de pregrado y postgrado. Sus programas de formación, que incluyen majors, diplomados, magísteres y doctorados, han formado a generaciones de ingenieros altamente capacitados y comprometidos con la seguridad y la eficiencia de las infraestructuras del país.

Además de su gran labor académica, el departamento también se distingue por su infraestructura de vanguardia, que incluye laboratorios de Estructuras y Geotecnia Experimental, así como nuevos laboratorios de investigación en áreas clave como Mecánica de Rocas y Microscopía. Estas instalaciones brindan a los estudiantes la oportunidad de adquirir habilidades prácticas, asimismo sirven como centros de innovación y desarrollo tecnológico en el campo de la ingeniería civil.

La nueva conmemoración del 27F no sólo nos lleva a recordar que somos el país más sísmico del mundo, marcado por la amenaza constante de desastres naturales, sino también nos invita a destacar lo que hemos aprendido de cada terremoto, así como la labor relevante de esta y otras instituciones que han demostrado que la resiliencia y el compromiso con la excelencia son los cimientos sobre los cuales se construye un futuro más seguro para todos y todas.