Europa podrá darse un respiro. El triunfo del demócrata Joe Biden alejará de los países del viejo continente la sombría presencia de Donald Trump. Más preocupado de tratar como rivales o enemigos sin más a quienes han sido sus aliados en situaciones difíciles.
Europa no olvida que el Plan Marshall, iniciativa del presidente demócrata Harry Truman, significó un aporte de miles de millones de dólares que le permitieron ponerse en pie tras la Segunda Guerra Mundial.
El programa de ayuda, aprobado en 1947, recibió el nombre de su artífice, el general George Marshall, entonces secretario de Estado, y comprometía a los países involucrados en acometer cambios estructurales, aumentar la producción y fomentar el comercio.
España, no vista con buenos ojos por estar bajo la orden del dictador Francisco Franco, aliado con las potencias del Eje, estuvo presente pero no de pleno derecho. No obstante, pudo establecer acuerdos bilaterales y librarse de bloqueos comerciales.
El Plan también fue una estrategia política para mantener bajo control cualquier tentación comunista. Un pueblo con recursos y bien alimentado no sucumbe tal fácilmente a cantos de sirena, se pensaba.
La Guerra Fría entraba en acción.
Se puede afirmar que la semilla de la Unión Europea fue aquel Plan ideado en Washington.
Sin embargo, setenta años después, el republicano Donald Trump marcó distancias y ha puesto en aprietos a la Unión Europea.
Recomponer las relaciones con Estados Unidos no será fácil.
Europa espera de Biden el retorno de Estados Unidos al multilateralismo, a las instituciones internacionales y al cumplimiento de sus reglas.
El cambio climático es un reto y la adhesión del primer país desarrollado el mundo al Tratado de París es imprescindible. Como lo es su reincorporación a la Organización Mundial de la Salud.
Problemas globales como las pandemias, las migraciones, requieren también la presencia estadounidense en los foros e instituciones.
El proteccionismo ejercido por Trump ha resquebrajado las relaciones con un mercado más dispuesto a compartir espacios que acotar.
España se ha visto seriamente afectada por esta política comercial de Trump. Los altos aranceles a productos como el aceite de oliva, vino, queso, aceitunas han generado pérdidas notables.
Europa también espera reafirmar la política de defensa y seguridad en manos de la OTAN. Se espera de Bilden un tono menos desafiante y más dialogante en cuanto a gastos militares. Tratados con Rusia en materia de seguridad o pactos con otros países en materia nuclear son considerados prioritarios para Europa y espera que Estados Unidos se posicione.
No debe estar ausente de la inquietud que se advierte en Europa por la proliferación de populismos y nacionalismos, tema en el que Donald Trump ha tenido implicación dada su forma de actuar ante hechos ocurridos en su país.
El Gobierno demócrata que llega a la Casa Blanca tiene abierto muchos frentes derivados de la política exterior errática y hasta visceral de Donald Trump.
Europa no cree en milagros pero está dispuesta a colaborar.
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