En la mañana del 7 de octubre pasado, hace prácticamente un mes, el mundo fue testigo de un ataque sin precedentes en nuestra historia reciente. Más de mil terroristas de Hamás ingresaron a territorio israelí, vulnerando por aire y tierra sus fronteras mediante un minucioso plan, asesinando, masacrando y degollando civiles, sin distinción alguna, dejando el sur de Israel plagado de cuerpos y cadáveres calcinados y mutilados.
Hemos visto con horror las imágenes de los terroristas de Hamás persiguiendo y disparando a quema ropa a los miles de jóvenes que asistieron a la fiesta electrónica -Nova- que se celebraba en el desierto, así como los videos -grabados como trofeo por los propios terroristas- de niñas y mujeres violentadas, abusadas y asesinadas.
Como si lo anterior no hubiese causado suficiente daño y terror en la sociedad israelí, hemos visto el brutal secuestro de más de 240 personas, entre ellas niñas, bebés, ancianos, quienes, transcurridos más de 30 días continúan secuestrados, viviendo y soportando quien sabe qué tipo de torturas y vejámenes.
Como era de esperar, tal como lo planeó y proyectó el grupo terrorista Hamás, la respuesta de Israel a esta invasión a gran escala -que supuso, obviamente, una abierta declaración de guerra- no se hizo esperar, lo cual, como también cabía esperar, provocaría daño, muerte y sufrimiento en la población palestina de Gaza, triste y terrible también.
Y como también cabía esperar, tan pronto comenzó la respuesta israelí, incluso en algunos casos antes de que comenzara, surgieron voces condenando la represalia militar, entre ellas, como era más que previsible, casi obvio a estas alturas, la del Presidente Boric, quien, manifestando un enojo y un repudio que no ha demostrado contra ningún otro país en conflicto, condenó el ataque israelí -esta vez sin matices como lo hizo cuando condenó el ataque de Hamás- y no conforme con ello llamó en consulta al embajador Jorge Carvajal.
No olvidemos que el Presidente Boric demoró 2 días en condenar el ataque de Hamás -en ese contexto y dada la brutalidad del ataque una demora inexcusable- y pretendió justificar su retraso esgrimiendo que su gobierno sí había condenado, pero a través de la Cancillería. Lo contradictorio de esta afirmación es que cuando los medios de prensa publicaron la noticia sobre el bombardeo a un hospital de Gaza el Presidente no tardó ni 10 minutos en condenar a Israel, -para ese caso le pareció prudente hacerlo de forma personal e inmediata y no a través de la Cancillería- pese que a los pocos minutos la versión de haber sido un ataque israelí se puso en entredicho y se aclaró que en realidad fue un misil disparado por los propios terroristas de Hamás. No era nada menor que el responsable fuese Hamás y no Israel, porque supone una demostración más de que Hamás no se preocupa de su propia gente, pero, a esas alturas, el Presidente no consideró necesario rectificar su condena, ni personalmente ni a través de Cancillería. ¿Curioso no?
Hemos visto como se han replicado en el mundo marchas multitudinarias a favor de Israel y de la causa palestina, Santiago, como es lógico, no quiso quedar fuera. En las marchas a favor de la causa palestina cientos de personas han enarbolado, sin tapujo, la bandera de Hamás -reconocido y declarado grupo terrorista- exhibiendo carteles y panfletos que llaman a la "resistencia".
Quienes están a favor de la causa palestina pueden invocar todos los derechos del mundo, derechos humanos, derechos ancestrales, derecho territorial, les concedo y reconozco años de sufrimiento y de olvido, no sólo de Israel, del mundo entero y de todos los países árabes dicho sea de paso, -no olviden los más olvidadizos que ni Egipto ha estado dispuesto a abrir su frontera para que los palestinos de Gaza puedan escapar de la respuesta militar israelí- pero quienes hablan y justifican el ataque de Hamás como una "resistencia palestina" deben asumir la consecuencia de calificar como "resistencia", lo que todos hemos visto pasmados frente al televisor.
Ningún ser humano y en esto soy muy enfático, ninguno, puede catalogar una violación, el acto brutal de extraer un feto del vientre materno para luego degollarlo, la calcinación de personas vivas o el secuestro de niños y niñas como un acto de resistencia. Quien insista en llamarlo así debe tener claro que lo que está justificando es un acto de barbarie sin paralelo en la historia.
Aún retumba en mi cabeza el audio del terrorista palestino que llama a su padre desde el kibutz "Mefalsim" -uno de los más afectados por el ataque terrorista- y le dice, con una voz henchida de orgullo, que ha matado a más de 10 judíos, "con sus propias manos" lo dice casi llorando de emoción, y le pide que mire las fotos que le ha enviado con las imágenes respectivas. No sé quién puede llamar a eso "resistencia" y quien insista en hacerlo debe asumir la responsabilidad de avalar y justificar lo que no es otra cosa que un vil y brutal asesinato, que no tienen ninguna letra y ninguna entonación que rime con resistencia.
En esas mismas marchas pro causa palestina hemos podido ver panfletos con la leyenda "From the river to the sea, Palestina Libre". Lo acompañan con un cántico que reitera esa frase una y otra vez. El problema que presenta esta consigna -aunque nadie quiera verlo ni reconocerlo- es que revela una verdad incontrarrestable y es la siguiente: los palestinos, o para ser más preciso, quienes cantan y corean esa consigna, no tienen ninguna intención de que exista Israel y mucho menos que existan dos Estados.
Quienes escuchen esa consigna debiesen preguntarse lo siguiente ¿Esa es realmente la intención de quiénes marchan por la causa, que exista una Palestina libre desde el río hasta el mar?, desde el Jordán hasta el Mediterráneo. Si esa es la intención, entonces tenemos un serio problema que nadie quiere ver o que lisa y llanamente para poder seguir simpatizando con la causa prefiere no ver. ¿Qué pasa con Israel para quienes desean una Palestina libre from the river to the sea? ¿Dónde lo ubican en el mapa considerando que Israel está ubicada precisamente en una parte de lo que ellos denominan from the river to the sea?
Para quienes no lo han advertido, ésta es una contradicción enorme, que impide cualquier acuerdo de paz ya que bajo la excusa de estar luchando por la creación de un Estado Palestino -que todos quisiéramos exista- lo que están haciendo, al mismo tiempo, es abogar por la destrucción y desaparición de ISRAEL, que se ubica precisamente en parte de este terreno "from the river to the sea".
Otra consigna o pancarta, llámenla como quieran, que también podemos ver en las manifestaciones, es esa que habla de 75 años de ocupación. Otra consigna que pega, pero que muchos, casi la mayoría me atrevo a decir, ni siquiera entiende. Hace 76 años, el 29 de noviembre de 1947, se aprobó por la ONU la propuesta de partición del territorio que en esa época estaba bajo mandato británico, para que en ellos se creen 2 Estados, uno árabe y uno judío. Aclaremos desde ya para quienes tienen memoria más de corto plazo, que esa propuesta fue rechazada tajantemente por los árabes y aceptada por los judíos.
Este rechazo no es menor porque demuestra que parte del mundo árabe nunca ha aceptado convivir con el pueblo judío. De hecho, hubo otro NO antes, el año 1937, cuando la Comisión Peel propuso dividir el terreno para árabes y judíos, entregando más del 75% del territorio al mundo árabe. Su respuesta también fue NO. Eso demuestra que para Hamás y sus seguidores esto no es un asunto territorial, es un asunto religioso, es hora de empezar a tenderlo.
Y hace justo 75 años, el 14 de mayo de 1948, se declaró la independencia del Estado de Israel, justamente en los terrenos sobre los cuales la ONU aprobó la existencia de un Estado judío. Aprovecho de recordar a quienes opinan no siempre muy informados que un día después, el 15 de mayo de 1948, todos los países árabes limítrofes -Jordania, Siria, Líbano y Egipto- le declararon la guerra al reciente Estado judío y lo atacaron por todas sus fronteras.
Entonces, volviendo al tema de los 75 años, cuando se proclama que son 75 años de ocupación lo que se está diciendo es que la sola existencia del Estado de Israel supone una ocupación de territorios supuestamente palestinos. Si esa es la consigna entonces a quienes enarbolan esa tesis no les interesa conversar, porque ellos consideran que la Palestina libre debe abarcar, ya lo saben, "from the river to the sea".
Los palestinos más extremos sostienen precisamente eso, que la ocupación viene de hace 75 años. Otro problema para cualquier proceso de paz. Si la tesis es que Israel ocupa territorio palestino desde su propia creación entonces, por el sólo hecho de existir, no creen en la solución de dos Estados para dos pueblos, sólo creen en un Estado para el pueblo Palestino y la desaparición del Estado judío.
Dejo para el final una última reflexión. Tan pronto atacó Gaza, comenzaron a surgir voces que conminan y exigen a Israel un cese inmediato al fuego y a evitar lo que el Presidente Boric denominó un castigo colectivo a la población de Gaza.
Perdonen, pero todo debe tener un límite. El cese al fuego existía desde mucho antes del 7 de octubre y quien lo rompió fue Hamás, primera aclaración importante. Segunda aclaración, cuando las personas y el Presidente Boric piden el cese inmediato al fuego de parte de Israel y claman por el respeto irrestricto de Israel al derecho internacional, ¿no creen, no les parece prudente, razonable o al menos equitativo pedir que Hamás, al mismo tiempo, devuelva sanos y salvos, a los más de 240 secuestrados y, lo que parece tan obvio, que también cese y deje de disparar cohetes contra población civil de Israel y que respete el derecho internacional?
Por alguna extraña y misteriosa razón, no tan misteriosa quizás, tanto el Presidente como quienes claman por el cese al fuego y el respecto al derecho internacional, consideran que es una exigencia sólo aplicable a Israel y no a los terroristas de Hamás. Permítanme ironizar: es como decir, Israel detenga ahora de forma inmediata los bombardeos y la incursión a Gaza que ha iniciado como respuesta a una invasión a sus fronteras; ustedes señores Hamás, sigan bombardeando, olvídense del derecho internacional y pueden mantener como rehenes a los secuestrados.
Por favor, es hora que digamos las cosas por su nombre.
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